Tres mil menores en Tegucigalpa y San Pedro Sula
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El rostro de la pobreza y de la mendicidad, así como el de la violencia en Honduras es de una niña o de un niño. Tanto un estudio de Casa Alianza como las cifras que maneja la Dirección Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), sugieren que hay, por lo menos tres mil menores mendigando en las calles y avenidas de Tegucigalpa y Comayagüela.
Un fenómeno social provocado –principalmente– por una política ineficiente del Estado hondureño hacia la familia y la niñez, por la falta de educación, por la irresponsabilidad de los padres y por la asfixiante situación económica que mantiene en coma las finanzas del país centroamericano, según han advertido los especialistas en el tema.
Al menos 200 duermen en las aceras
La mendicidad infantil se ha reproducido con rapidez en la capital de Honduras, Tegucigalpa, y en San Pedro Sula. En la capital, de cada 100 mil niños, 500 viven mendigando en El Carrizal, Mercado Zonal Belén, Mercado las Américas, Villa Vieja y Villa Nueva, Campo Motagua, Parque Central, Los Dolores, La Concordia, La Libertad, El Obelisco, Hospital Escuela, centros comerciales, Boulevard Morazán y Boulevard Juan Pablo Segundo.
El estudio de Casa Alianza indica que de los más de tres mil niños que mendigan en la capital al menos al menos mil 200 de ellos duermen en las aceras, basureros y parques obligándoles a resistir las inclementes temperaturas de Tegucigalpa y Comayagüela, mientras el resto retorna a sus humildes viviendas ubicadas en colonias de pobreza extrema, en los suburbio de Tegucigalpa.
De estos estudios se desprende que, al menos, 300 niños y niñas son explotados laboral y sexualmente durante la noche y madrugada en las zonas de gran densidad de población nocturna de la capital como es el boulevard Morazán y Juan Pablo Segundo. También en San Pedro Sula existe el fenómeno, con 800 niños mendigando en sus calles.
Según expertos de salud de Honduras, los menores de edad que viven mendigando en las calles de la capital son 92 por ciento más propensos a contagiarse o infectarse de cualquier enfermedad, aunque la mayoría de ellos parezcan ser inmunes ante su entorno miserable e insalubre.
Familias de “transacción” de mendicidad
La mendicidad infantil es vista en Honduras como un “lucrativo negocio” donde el único beneficiado son los adultos que “regentean” a las niñas y los niños quienes les quitan la limosna recolectada durante el día y donde también los padres hacen de sus hijos unos profesionales en el arte de la mendicidad.
En Tegucigalpa y Comayagüela es fácil encontrar familias completas dedicadas a pedir limosna, siendo los niños los más utilizados por los padres de estas criaturas; aunque muchos de ellos provienen de familias “de transacción” de mendicidad, cuyos abuelos y padres también fueron o siguen siendo mendigos.
Diferentes instituciones locales se han organizado para poner en marcha una campaña llamada “Cero Mendicidad”, que iniciará en Tegucigalpa y San Pedro Sula, a través de diferentes medios de comunicación. Ya están preparados anuncios de televisión y radio y buscarán, con ellos, reorientar las políticas públicas hacia la familia y proteger a las niñas y los niños que son la mayor parte de las veces obligados a mendigar.