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Christian de Cherg: dejemos que el islam nos interrogue a los cristianos

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Gelsomino del Guercio - publicado el 17/01/15
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El prior de la abadía de Notre-Dame de l’Atlas en Tibhirine y sus tesis “revolucionarias” sobre el diálogo con el Islam

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El maestro y el alumno con sus ideas "revolucionarias" sobre el dialogo con el islam. Son el padre Maurice Borrmans, de los Padres Blancos, destacado islamólogo y director de la revista Islamochristiana, y Christian de Cherg monje y después prior de la abadía Notre-Dame de l’Atlas en Tibhirine, en Argelia. 
 
Entre 1974 y 1995, como escribe el diario católico francés La Croix (15 de enero) de Cherg envió 74 cartas a Borrmans en las que teorizaba sobre un acercamiento nuevo al mundo musulmán, en particular con el argelino, poco dispuesto a confrontarse con el mundo cristiano.
 
Christian Salenson, profesor del Instituto de ciencias y teología de las religiones de Marsella, las ha recogido en un libro: “Rezar en la tempestad. El testimonio del hermano Christian de Chergé, prior de Tibhirine”.
 
Habitar el misterio del islam
 
Dice Salenson en La Croix, que para el prior de Tibhirine “el misterio – y su “ávida curiosidad” – es cuál es el lugar del islam en el designio de Dios. Elige habitar ese misterio desde dentro, tener un acercamiento interiorizado del islam. Este acercamiento encontró una gran confirmación en Juan Pablo II y su discurso a los jóvenes musulmanes en Casablanca en 1985, después con el encuentro de Asís…”
 
“En el fondo, lo que él dice del islam no es tan audaz como innovador respecto al discurso habitual de la Iglesia sobre la pluralidad: con su vida y con sus cartas, Christian de Chergé nos muestra que nosotros, cristianos, debemos aceptar dejarnos interrogar por estas otras tradiciones”.
 
Yo, fiel a Dios en el mundo musulmán
 
El 22 de octubre de 1976, de Cherg confiaba a Borrmans que “un amplio debate de la comunidad habría examinado mi petición de compromiso definitivo: esta petición, muy detallada, planteaba claramente la demanda de una llamada monástica que pasase del canal de la oración musulmana y buscara la fidelidad a Dios en una acogida de este mundo en el que está inserto nuestro monasterio”.
 
“Habiendo convenido que esta llamada no era incompatible con el ‘particularismo cisterciense’, los hermanos terminaron por definir (¡por primera vez!) la misión propia de nuestra comunidad que se acepta ya como “presencia de Iglesia orante en la oración del islam y presencia monástica en la Iglesia de Argelia”: una fórmula admirablemente adecuada a lo que ‘siento’ y que lamento vivir tan mal …”.
 
La difícil convivencia
 
Desde ese momento, confiesa el monje, “todo se movió muy deprisa: “estabilidad” de todos los hermanos venidos de otros monasterios; un recorrido que nos une a los 9 en el bien y más allá del mal, de modo que, “expulsados de una ciudad”, iremos a otra, juntos con el mismo deseo de escuchar a Dios que habla al corazón del hermano musulmán”. 
 
Es Cristo quien nos acerca a los musulmanes
 
En una carta del 12 de junio de 1982, de Cherg cimenta su pensamiento sobre cómo afrontar a los musulmanes: “Con todas mis fuerzas, creo que, para entrar de verdad en diálogo, será necesario que aceptemos, en nombre de Cristo, que el islam tenga algo que decirnos de parte de Cristo. Si no, cada uno “se queda en lo suyo”, mantiene las distancias, y la atención cortés que manifestamos al otro se queda estéril, aparte de ayudarnos a proporcionar argumentos apologéticos”.
 
El fanatismo no encarna la religión
 
Con sus encuentros, sus contactos con los religiosos y las religiosas que vivían en el mundo musulman, el padre de Chergé no está a oscuras, naturalmente, sobre “todo lo que se puede cometer, un poco en todas partes, o decir, o creer en nombre de un islam duro e incontestablemente ofensivo”.
 
“Digo solo que ése no es el islam de Dios… así como Le Pen o Mons. Lefebvre no pueden pretender encarnar el Evangelio a mis ojos”, escribe él, que decidió valientemente llevar adelante un dialogo teológico y espiritual con los miembros de la confraternidad sufí Alawiya.

 
Los signos positivos de 1995
 
En 1995, las elecciones presidenciales argelinas hacían presagiar que ese proceso tan augurado por de Cherg se dirigía finalmente en la dirección correcta.
 
“Nadie puede negar – se lee en una carta del 28 de noviembre de 1995 – los caracteres incontestables de la reciente elección presidencial: fortísima participación/ valor del pueblo / victoria de las mujeres / determinación contra la violencia armada / opción por un islam moderado, y también pluralista / fracaso de la invitación al boicot y de los “grandes partidos” que la plataforma de “San Egidio” habría debido crear… “
 
“Cierto, la inseguridad permanece… pero a esta esperanza con rostro de niño, es necesario dejarla que crezca. Así tantos sufrimientos han contribuido a su nacimiento, hasta la sangre de Odette”, maternamente ofrecido. Odette era una monja alumna de Borrmans, asesinada cerca de Argel el 10 de noviembre de ese año.
 
El rapto y el asesinato
 
Pero el prior nunca pudo ver realizado su “sueño”. Fue asesinado el 21 de mayo de 1996 junto a otros seis monjes trapenses del monasterio de Tibhirine. Dos meses antes fueron raptados por un comando de terroristas que tenían una opinión del diálogo interreligioso profundamente distinta de la de Christian de Chergé.
 
 
 

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