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Lectio divina para Navidad: evangelio del domingo II

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Fundación Ramón Pané - publicado el 04/01/15
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Una guía práctica cada día para orar con la Escritura en Navidad

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LECTIO DIVINA 
DOMINGO II NAVIDAD CICLO B

 
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Llena nuestra vida, abraza nuestros corazones, abre nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
 
 

TEXTO BIBLICO: JUAN 1,1-18
« Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron »

 
1,1: Al principio existía la Palabra
   y la Palabra estaba junto a Dios,
   y la Palabra era Dios.
  1,2: Ella existía al principio junto a Dios.
  1,3: Todo existió por medio de ella,
   y sin ella nada existió de cuanto existe.

  1,4: En ella estaba la vida,
   y la vida era la luz de los hombres;
  1,5: la luz brilló en las tinieblas,
   y las tinieblas no la comprendieron.

  1,6: —Apareció un hombre enviado por Dios, llamado Juan, 1,7: que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él.

  1,8: Él no era la luz, sino un testigo de la luz.
  1,9: La luz verdadera que ilumina a todo hombre
   estaba viniendo al mundo.
  1,10: En el mundo estaba, el mundo existió por ella,
   y el mundo no la reconoció.
  1,11: Vino a los suyos,
   y los suyos no la recibieron.

  1,12: Pero a los que la recibieron,
   a los que creen en ella,
   los hizo capaces de ser hijos de Dios:
  1,13: ellos no han nacido de la sangre
   ni del deseo de la carne,
   ni del deseo del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
  1,14: La Palabra se hizo carne
   y habitó entre nosotros.
   Y nosotros hemos contemplado su gloria,
   gloria que recibe del Padre como Hijo único,
   lleno de gracia y verdad.
  1,15: Juan grita dando testimonio de él: Éste es aquél del que yo decía: El que viene detrás de mí, es más importante que yo, porque existía antes que yo.

  1,16: De su plenitud hemos recibido todos:
   gracia tras gracia.
  1,17: Porque la ley se promulgó por medio de Moisés,
   pero la gracia y la verdad se realizaron por Jesús el Mesías.
  1,18: Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, Dios,
   que estaba al lado del Padre. Él nos lo dio a conocer.
    
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO
 

 

LECTURA: ¿Qué dice el texto?

 
En el primer versículo, aparece tres veces “Palabra” y es con mayúscula. En griego, “logos” significa, verbo, acción, palabra pronunciada. Y debemos entender que para los Judíos la “palabra” implicaba a la persona. Por esta razón es tan importante. Lo que se dice es también el interior. O sea “quien lo dice”
 
Primero: nos recuerda que existía desde el principio. O sea, desde el origen de todo. Podemos afirmar, antes de la creación, cuando el principio de los tiempos, “existía”.

Segundo: esta “Palabra estaba junto a Dios”. Existir al principio y estar desde el principio. Es decir, nos habla de la Eternidad.

Tercero: queda aclarado entonces que “la Palabra era Dios”. Es decir, usando una fórmula pedagógica, Juan nos dice que la Palabra: Existía, estaba y era Dios. Si nos damos cuenta literalmente, de sustantivo, pasa a sujeto.
 
A Juan le interesa dejar aclarado que cuando Dios habla, su Palabra es tan perfecta, que ya forma una nueva persona. Esto nos ayuda a ir entendiendo la Trinidad. El Padre y el Hijo, siendo un único Dios verdadero, son personas diferentes.
 
En los versículos que siguen, Juan insiste en la idea central que quiere transmitirnos de todo su Evangelio: La Palabra existía junto a Dios y por medio de la Palabra se hizo todo cuanto existe. Es decir, que la creación, desde el inicio del Génesis, cuando Dios pronuncia: “hágase” esa es la Palabra perfecta, por la cual se hicieron todas las cosas.

 
Y esta Palabra estaba la vida, que fue transmitida a la humanidad. Y la “Vida” es la luz de la humanidad, que viene a brillar, especialmente en medio de las tinieblas. Y el texto dice: “vino a los suyos y los suyos no la recibieron.
.
 
 

MEDITACION: ¿Qué me dice a mí el texto?

 
Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:
 

  1. ¿Soy capaz de relacionar en la Sagrada Escritura a “la Palabra” con Jesús, el Cristo, el Eterno Dios verdadero?
  2. ¿Es para mí esta Palabra la luz que ilumina toda mi vida? ¿Dejo que la luz llegue a los rincones más oscuros?
  3. ¿Recibo la luz o rechazo esta luz de Dios? ¿Soy consciente de las consecuencias?

 
 

ORACION: ¿Qué le digo yo al Señor?

 
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.
 
·       Gracias Señor por tu Palabra Salvadora que vino a este mundo.
·       Señor que al profundizar en tu misterio, me deje alumbrar en mi vida, especialmente donde nunca alumbró.
·       Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.
 
 

CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo el texto?

 
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:
 
«Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron» (Versículo 11)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.
 
 
 

ACCION: ¿A qué me comprometo?

 
Debe haber un cambio notable en mi vida, desde la lectura orante de la Palabra, de lo contrario no soy un verdadero cristiano. Propongo algo concreto.
 
Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás se sientan iluminados por Cristo a través de mi alegría y testimonio de haberlo encontrado.
 

Hno Ricardo Grzona, frp
 

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