¿Cómo amar como Él nos ama? ¿Cómo percibir cuánto nos ama?
Me gustaría que Él fuera siempre el centro de mi vida. Y no tanto mis planes y deseos. El Padre José Kentenich decía: «Si no cultivamos el sentido espiritual de la vida y si Él no penetra en lo más profundo de nuestro interior, hasta el inconsciente mismo, podremos decir y predicar muchas cosas sobre el hombre nuevo, pero nunca seremos hombres nuevo.
Hoy es un día para volver a enamorarnos de Él. Para volver a pedirle a Él que ponga algo de paz en el alma y nos haga de nuevo. Le pedimos que siembre su amor. ¿Cómo amar como Él nos ama? ¿Cómo percibir cuánto nos ama? Miramos al niño. Lo tomamos en brazos.
Dios nos ama tanto que se hizo pequeño para poder estar a nuestra altura. Tener nuestros sentimientos, sufrir nuestras enfermedades, padecer el dolor y la cruz, como nosotros. Sólo Él puede saciar el corazón. Vino para hacer el bien, para sembrar esperanzas.
Si no penetra hasta lo más hondo nos sentiremos vacíos, solos, rotos, perdidos. Quiero que venga Él. Porque sólo Él logra que no estemos enfrentados con nadie. La vida no consiste en estar enfrentados defendiendo posiciones. En hablar más alto, en gritar más fuerte. No consiste en vivir enfrentados con la vida, con el mundo.
A veces los cristianos parecen enfrentados con los hombres, defendiendo sus posturas. Parece que la religión nos enfrenta en lugar de unirnos. Podemos acabar viviendo sin paz, defendiendo a Dios, buscando certezas, imponiendo verdades.
Pienso en ese Dios que hoy se hace niño indefenso. Pienso en la pobreza de una cueva, en la precariedad de sus padres, en la ausencia de seguros. Todo incierto. Pienso en la verdad oculta en la noche, escondida en unos pañales pobres.
Pienso en la paz de Aquel que no ha venido a defenderse, ni a imponerse. En Aquel que no busca guarida, que no exige guardias.
No queremos vivir enfrentados. Queremos vivir en paz, en la paz de Dios que viene a nuestras vidas. En la paz de ese amor a Cristo que nos salva, nos levanta, nos cura. Que nos sostiene sobre el barro. Hoy quiero tocar su amor. Y ser yo reflejo pálido de ese amor tan grande.