El informe sobre libertad religiosa de Ayuda a la Iglesia Necesitada, país por país
Los cristianos de Túnez constituyen una pequeña minoría de 25 000 personas. La mayor parte de los cristianos son extranjeros miembros de la Iglesia católica, que cuenta con varias parroquias en el país y gestiona diversos colegios privados, además de una clínica en Túnez. Se cree que hay unos 1500 tunecinos cristianos.
Sin embargo, la página web Direct Info eleva el número de tunecinos convertidos al cristianismo a 12 000 (31 de diciembre de 2013). También hay una pequeña y antigua comunidad judía que se calcula que está formada por 1500 miembros. Tienen su propia sinagoga en Yerba y el Gobierno de Túnez paga el salario del rabino jefe.
Tras la caída del régimen del presidente Ben Alí en enero de 2011, una asamblea constituyente nacional elaboró una nueva Constitución. El Parlamento la aprobó el 26 de enero de 2014 por 200 votos a favor de los 216 emitidos y entró en vigor de forma oficial el 7 de febrero. Este texto es el resultado del compromiso entre los islamistas del movimiento Al Nahda (Renacimiento) que ganó las elecciones legislativas de 2011 y los defensores de partidos liberales y laicos. La adopción tuvo lugar a la vez que la dimisión del Gobierno dominado por Al Nahda y su sustitución por un nuevo Gobierno formado en gran parte por demócratas.
El preámbulo de la Constitución resalta el compromiso del pueblo tunecino “con las enseñanzas del islam”, así como con “su herencia cultural y con los logros universales de la civilización humana”.
La Constitución define la identidad de Túnez en los siguientes términos: “Túnez es un Estado libre, independiente y soberano. El islam es su religión, el árabe su lengua y la república su gobierno” (artículo 1), seguido del artículo 2 que establece: “Túnez tiene carácter de Estado civil, basado en la ciudadanía, la voluntad popular y la primacía del derecho”. La sharía no se menciona como fuente de la legislación.
Respecto a la libertad religiosa, la Constitución presenta el Estado como guardián de la religión y protector de lo sagrado, a la vez que garantiza la libertad de creencia y conciencia y el libre ejercicio del culto religioso (artículo 6). Los islamistas han intentado introducir el delito de apostasía, pero ha sido rechazado por la Asamblea Constituyente. No obstante, el texto constitucional es ambiguo. Dado que el islam se considera la religión de Túnez, queda la duda de si los musulmanes que quieren convertirse a otra religión tendrían libertad para hacerlo, así como la protección del Estado.
Hasta 2011, Túnez no impuso ninguna sanción penal a los conversos (se calcula que cerca de 1000 personas se han convertido al cristianismo), aunque estas personas se han visto obligadas a practicar su nueva fe en secreto. Sin embargo, el futuro sigue suponiendo una incógnita en este tema. Un profesor universitario de Túnez declaró. “El texto de la Constitución no es suficiente por sí mismo para garantizar estas libertades. Es necesario establecer protecciones jurídicas e institucionales y mecanismos de control”.
Dicho esto, desde la victoria electoral del movimiento Al Nahda, la hostilidad hacia el cristianismo ha crecido, hecho que hace la vida muy difícil para los conversos. Yasin, cristiano de Cartago, confiesa: “No es posible hablar de la propia religión sin que te rechacen en el trabajo, en la familia… En la época de Ben Alí, la situación no era demasiado buena, pero teníamos una cierta libertad para practicar nuestra fe. Ahora nos da miedo”.