Las 3 maneras de alcanzar la paz: Taizé habla a los jóvenes en Praga

Jóvenes, sal y ecumenismo en la 37ª Peregrinación de confianza a través de la tierra, este año en la República Checa
Decenas de miles de jóvenes europeos están participando en Praga del 29 de diciembre al 2 de enero en la 37ª edición de la Peregrinación de confianza a través de la tierra organizada por la comunidad ecuménica de Taizé, bajo el lema Vosotros sois la sal de la tierra.
 
Son jóvenes ortodoxos, católicos y protestantes del Este y del Oeste de Europa –los italianos son el grupo más numeroso, seguidos de los polacos y los ucranianos- que están compartiendo oraciones, reflexiones, almuerzos y asombro al conocer de cerca signos de esperanza presentes en la República Checa, justo en el 25 aniversario de su retorno a la democracia.
 
“Busquen en la oración y el diálogo mutuo, cómo ser la sal de la tierra”, les ha alentado el Papa Francisco en un mensaje firmado por el secretario de Estado el cardenal Pietro Parolin, “en ella descubrirán la sorprendente confianza que Cristo tiene en ustedes; no se dejen impresionar por sus límites y sus pobrezas”.
 
“Diríjanse a Él para recibir lo que les pide –escribe-. Él viene para devolver al mundo su verdadero sabor a través del descubrimiento de la belleza de la comunión con Dios y entre hermanos y hermanas”.
 
El Papa recuerda a esos jóvenes que “están invitados a abrir caminos de libertad donándose con la disponibilidad de María de Nazaret cuando acogió dentro suyo la vida del Hijo de Dios”.
 
Y les pide que recuerden en sus oraciones “a los mártires y a quienes manifestaron su fe, hombres y mujeres de buena voluntad que han permitido, a través del don gratuito de sí mismos, a veces a costa de grandes sufrimientos, que su país reencontrase el camino de la libertad”.
 
Para contribuir a la paz mundial
 
Este lunes, el prior de Taizé, el Hermano Alois, recordó al recibir a los jóvenes en Praga la necesidad de confiar para llegar a la paz y de “no ceder al descorazonamiento ni al pesimismo”.
 
“Para vivir en paz y contribuir a la paz mundial, Europa debe construirse sobre relaciones económicas y políticas más cercanas, desde luego –constató-. Pero la motivación debe nacer de una fuente más profunda”.
 
“Para nosotros, esta fuente se encuentra en la paz que Cristo nos comunica –explicó-. Queremos ser la levadura de paz en la humanidad. Para ello, es indispensable acoger la paz de Dios en nuestros corazones”.
 
“¿Pero cómo podemos acoger la paz de Cristo que Dios quiere entregarnos? –planteó-. ¿Acoger la paz de Cristo no significa acaso tener una confianza sencilla en una presencia?”.
 
“Un niño puede mostrar esta confianza naturalmente. Nosotros, los adultos, la tenemos que escoger. Esta elección es realizada con todo nuestro ser, con la mente y con las emociones”, explicó.
 
Y añadió: “Nuestra confianza permanece frágil a lo largo de nuestra vida; crece cuando la compartimos con otros. Entonces es cuando puede haber momentos de luz, de claridad, de alegría. Entendemos que ésta es la presencia del Espíritu Santo, el Espíritu del Cristo Resucitado, que reside en nuestros corazones”.
 
El sucesor del Hermano Roger, fundador de la comunidad de Taizé, destacó en su reflexión que en los días en Praga, “renovaremos nuestra fe en el Espíritu Santo, que transmite la paz de Cristo”.
 
Y señaló: “No podemos guardar esta paz sólo para nosotros mismos; se convierte en amabilidad hacia los otros, en rechazo a las injusticias, y en un compromiso con todas nuestras fuerzas para hacer de la tierra un lugar en el que todos podamos vivir”.
 
“Hay grandes maneras de alcanzar la fuente de la paz de Cristo”, dijo:
 
1. Existe la oración, incluso cuando ésta es pobre.
 
2. También existe la belleza: la de la naturaleza, la que nos es revelada a través del arte”.
 
3. Y para ser sal de la tierra, es indispensable mantener viva el “ansia de vivir”, añadió.
 
El Hermano Alois exhortó: “Llenos de alegría y con toda nuestra energía, intentemos encontrar algunas respuestas. Jesús nos asegura: “Buscad y encontraréis”.
 
Los jóvenes rezarán, especialmente en una vigilia de oración el 31 de diciembre, por todos los que sufren a causa de la violencia y la guerra, en Ucrania, Oriente Medio y cualquier otro lugar.