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El sacerdote que logró salvar el Santísimo pero no a sí mismo

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Gerardo Rodríguez - publicado el 11/12/14
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Crónicas del Alzamiento de Varsovia: El padre Tadeusz Jachimowski, víctima de los nazis en Polonia

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En el día del estallido de la insurrección, el primero de agosto de 1944, antes del mediodía, el sacerdote y capellán militar en rango de coronel Tadeusz Jachimowski se encuentra con el sacerdote y también capellán militar Antonio (Zbigniew Kaminski), Canciller de la Curia de Campaña del AK.

Le comenta sobre la designación de la hora "W" y le da las últimas indicaciones. Al salir, le deja su asignación de azúcar, que recibió de alguien, entonces se da prisa para llegar a la sesión informativa. Está convencido de que los combates en Varsovia serán largos y sangrientos, y sabe que a los sacerdotes capellanes les esperan días pesados e intensos.

Al inicio de los combates, el Cuartel General del AK estaba dividido en tres puestos de observación, cada uno de los cuales estaba ubicado en una zona diferente.

El primero –en el que estaban apostados el general Bor-Komorowski, el Comandante Principal del AK, el general Gregorio (Tadeusz Pełczyński), el Jefe del Estado Mayor coronel Felipe (Józef Szostak) y el coronel Kuczaby (Kazimierz Pluta-Czachowski)- se encontraba en la fábrica de muebles J. Kamler en la calle Dzielna del distrito de Wola.

El segundo puesto del Cuartel General del AK, en el que se encontraba el capellán militar en rango de coronel Jachimowski, estaba situado en la zona de los Tribunales en la calle Leszno.

El capellán Jachimowski residía en una casa en la esquina de las calles Elektoralna 47 y Plaza Mirowski 18. La comunicación con el Cuartel General del AK y con el capellán militar en rango de mayor Biblia que se encontraba en el centro de la ciudad, se mantenía a través de los mensajeros y la red telefónica urbana.

En el cuarto día de combates el capellán Jachimowski se encuentra aislado del Cuartel General del AK y pierde la comunicación con el capellán Biblia. En las cercanías se está desarrollando una lucha feroz.

Los alemanes tratan de perforar el camino hacia Varsovia (a lo largo de las calles Wolska, Chlodna y Krakowski Przedmiescia) y liberar al general Rainer Stahel, comandante de la Festung Warschau, aislado en el palacio Brühl por los insurgentes.

Después de quemar las casas a lo largo de las calles Wolska y Chlodna y destruyendo todas las barricadas de los insurgentes, el 7 de agosto ocupan una casa tras otra en la calle Elektoralna.

Cerca de las 10 de la mañana, a la casa de la calle Elektoralna llega corriendo un enlace del Servicio Militar Femenino con un informe de que la casa se encuentra seriamente amenazada por el enemigo. Todo el mundo debería dejar las casas de la vecindad y reubicarse en el edificio de los Tribunales en la calle Leszno, donde se encuentran los destacamentos insurgentes.

Inmediatamente es informado sobre esto el padre Jachimowski que desde hace algunas horas está confesando en la capilla, acondicionada en el sótano de la casa. No le concede ninguna importancia a la información. Considera que si la situación era tan grave, sin duda recibiría del Cuartel General del AK alguna orden… Nuevamente se coloca la estola y retoma las confesiones.

Aún no había transcurrido una hora cuando en el patio de la casa sita en el número 47 de la calle Elektoralna se escuchan disparos y gritos violentos… ¡los hombres de las SS ya están aquí! Disparando, maldiciendo y a golpes arrojan a todos a la calle.

En el último momento el padre Jachimowski retira del altar de la capilla el Santísimo Sacramento y lo oculta en el pecho debajo de la sotana. Entre las casas en llamas, los SS agrupan precipitadamente a los residentes.

El padre Jachimowski alto, delgado, camina destacándose por encima de todos, imparte la absolución in articulo mortis y consuela a la gente. Está tranquilo y calmado.

La columna de los residentes se detiene en la iglesia de San Andrés en la calle Chlodna. En las altas escaleras delante de la entrada principal descansan los hombres de las SS, armados hasta los dientes, y no permiten a nadie el ingreso a la iglesia.

El padre Jachimowski y varios hombres son llevados para desmantelar las barricadas cercanas. El sacerdote lleva consigo el Santísimo Sacramento. Después de desmantelar las barricadas logra entrar a la iglesia, deja en el altar el Santísimo Sacramento y luego regresa al grupo.

Sin embargo él pudo haberse ocultado en algún lugar en lo más recóndito del templo y luego en el momento del crepúsculo, aprovechando el momento oportuno, en medio de las casas quemadas o abandonadas, dirigirse al casco antiguo de la ciudad donde se encuentran los insurgentes.

Pero en un momento tan trágico, ¿puede el sacerdote abandonar a sus fieles, a aquellos que buscan en su persona el consuelo, la ayuda, la salvación? 

Pronto la columna escoltada por los hombres de las SS se mueve, caminan por las calles cubiertas de trozos de vidrio, escombros y cadáveres, junto a vehículos destruidos y los restos de las barricadas. Cerca del Hospital de Enfermedades Infecciosas San Estanislao en la calle Wolska se detiene la columna.

Conducen al padre Jachimowski y a varios hombres al patio de una casa incendiada, desde donde después de un momento se oyeron una serie de disparos. Cuando los verdugos con metralletas salieron por la puerta de la casa, desde el patio comenzaron a surgir nubes de humo negro. Los cuerpos de los asesinados fueron rociados con gasolina y le prendieron fuego.

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