Un camino de incertidumbres que requiere paciencia y esperanza
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El pasado 30 de noviembre se les devolvió la libertad al ya retirado General Rubén Alzate, al suboficial José Rodríguez y a la abogada Gloria Urrego, quienes fueron secuestrados el 16 de ese mismo mes. Acontecimiento que paralizó los diálogos de paz en La Habana. Estas tres personas fueron entregadas por Pastor Alape, comandante de las FARC que hace parte de la mesa de negociación en Cuba.
Este hecho ha dado un nuevo respiro al pueblo colombiano que con incertidumbres quiere la paz pero se siente amenazado. Y con una esperanza débil sostiene su querer más profundo.
Si bien es cierto, hay un buen grupo de colombianos que consideró este hecho como el acabose de los diálogos, que demostró al mundo que todo estaba perdido y que no valía la pena seguir intentando de esa manera; otros le seguían apostando a los diálogos para conseguir la paz.
Monseñor Castro, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, se dirigió a Juan Manuel Santos cuando este suspendió los diálogos: “Invito al presidente de la República para que reflexione sobre este punto, para que no deje que la esperanza de tantos colombianos se caiga, como cuando se cae un plato del quinto piso y queda hecho pedazos, la esperanza no puede volverse añicos”.
Asimismo, las víctimas expresando su desacuerdo frente al secuestro no dejaron de alentar la continuación de los diálogos: “Exhortamos al presidente Santos a reanudar los diálogos en los que se vierten las esperanzas de las millones de víctimas en Colombia, y a la sociedad colombiana, incluyendo a los medios de comunicación rodear de apoyo al proceso".
Agotando todos los recursos
Los diálogos de paz llevan dos años de negociaciones donde se han logrado tres preacuerdos: el primero es el que se refiere al tema agrario, luego el de la participación política de los guerrilleros y finalmente, sobre el narcotráfico y cultivos ilícitos. El punto que se estaba tratando antes del secuestro y que se espera reanudar en esta semana es el de las víctimas y el resarcimiento del daño que se les ha causado.
El presidente de la República espera que con los diálogos reanudados se siga avanzando en el proceso y él confía que en el 2015 se lleve a cabo el acuerdo final de paz. Sin embargo, el panorama social no es tan alentador, ya que como bien hemos dicho, es una sociedad que está dividida. Muchos son alentados a seguir apostando por el camino del diálogo pero otros protestan por el mal manejo de parte del Gobierno, hay una sensación en el pueblo colombiano de que todo vuelve hacer como antes: secuestros, atentados, etc.
Y más aún con el pedido que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) le han hecho al presidente de Colombia, de establecer un "cese bilateral del fuego" para continuar con las negociaciones: “Invitamos al presidente Santos a que, con el corazón en la mano y la mente plena de sentido común, piense que no podemos darle más largas al absurdo de unos diálogos de paz en medio de la guerra”, dijeron en su comunicado. Ellos consideran que lo justo es replantear “las reglas del juego”.
Esta semana es importante y crucial para clarificar el proceso y los modos. Es momento de rezar y confiar en que se planteará una estrategia que no implique el cese bilateral del fuego pero que no complique los avances en las negociaciones.
Al respecto, la Conferencia Episcopal de Colombia, publicó la intervención de Monseñor Jairo Jaramillo, arzobispo de Barranquilla, quien no está de acuerdo con el cese al fuego bilateral. Él considera que las experiencias del pasado no han sido positivas, por lo que no ve viabilidad en la propuesta de la guerrilla.
Finalmente, vale decir que este es un camino de mucha paciencia y que requiere la unidad de todos los colombianos en busca de un mismo interés: la reconciliación nacional.