Este fin de semana tuve la desagradable oportunidad de presenciar varias situaciones y actitudes pésimas – si no penosas – dentro de la iglesia a la que asistí para celebrar el II Domingo de Adviento. Tengo entendido que el párroco mucho esfuerzo ha hecho ya para educar a la gente en cuanto a las posturas y actitudes dentro del templo, sin embargo muchas personas parecen no comprender en dónde están o a qué van. Es una pena que muchos católicos aún no comprendan lo sagrado y fundamental que es el Sacramento de la Eucaristía para nuestra fe…
- Hacer silencio
En los niños es muy comprensible que hablen y hagan escándalo, sin embargo en adultos cincuentones es una pena que escojan justo el sacrificio de Cristo en la Cruz, como momento ideal para intercambiar los chismes del fin de semana (situación que me tocó vivir este domingo) El silencio es fundamental dentro de la iglesia, sobre todo si es durante la celebración de la misa. Los momentos de la colecta y del rito de la paz, no son momentos para conversar. Cada momento de la misa tiene un significado profundo y trascendente para nuestra vida espiritual… no está de más que los revisemos.
- Apagar el celular o silenciarlo
He sido testigo de las miles de veces que se ha repetido – previo a la Eucaristía – que revisen si los celulares están apagados – o silenciados si es que no queremos apagarlos – sin embargo es un misterio que no logro comprender, el hecho de que sigan sonando celulares durante la celebración. De por sí, está de más que tengan que decirnos que hay que apagar los celulares, puesto que es de sentido común, sin embargo aún diciéndolo, la gente parece no comprender la instrucción… y ni qué decir de los que incluso contestan la llamada para decir que “están en misa”… si esperamos una llamada urgente, pues salimos del templo a contestarla.
- ¿Chicles?
Increíblemente, me ha tocado ver cómo hay gente que masca chicle (goma de mascar) durante la celebración de la misa. Éste y otros comportamientos, sinceramente se escapan de la razón y la lógica.
- Vestimenta
A pesar de que el cura lo ha dicho hasta el cansancio, siguen habiendo personas que van a la iglesia en pantalones cortos y/o zapatillas, como listos para ir a la playa. La Eucaristía – nos lo dice la liturgia – es Banquete y es Fiesta, por lo que hemos de procurar vestirnos para la ocasión. En el caso de las mujeres que gustan de mostrar más allá de lo que la imaginación permite, nunca está de más recordar hay que pensar también en los demás, razón por la que hay que ir decentemente vestidos y guardando el pudor.
- La genuflexión
La genuflexión, que comprende doblar la rodilla derecha hasta el suelo, es una muestra de adoración reservada exclusivamente a Dios. Cuando se ingresa al templo, lo primero que debemos ubicar con nuestra mirada es la ubicación del sagrario puesto que es el que custodia al Santísimo Sacramento, de tal forma que al ingresar, hagamos una genuflexión dirigiendo nuestra mirada hacia Él. No realizan la genuflexión aquellas personas que no puedan por algún impedimento de salud.
Estas son ciertas normas básicas de respeto a Dios y a los demás, dentro del templo y durante la celebración de la Eucaristía. Nosotros como católicos, hemos de tener presente que el respeto y el amor que le tenemos a Dios, se demuestra en actos concretos y no sólo de palabra. Siendo la Eucaristía la máxima muestra del amor de Dios, ésta debe convertirse en el momento más sagrado de nuestra vida.