Las últimas decisiones del Papa
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Ante todo, transparencia en los órganos económicos y administrativos. La Secretaría para la Economía, el gran ministerio que el Papa ha traído con su reforma, acaba de distribuir un Manual que reglamentará la administración de los organismos vaticanos.
Según estas normas, que entrarán en vigor el 1 de enero próximo, todas las instituciones vaticanas «entregarán un balance económico y financiero coherente y transparente». Todas presentarán sus presupuestos a la Secretaría Económica de la Santa Sede para que sea revisado por los 15 miembros del Consejo para la Economía vaticano, que incluye tanto a expertos en economía como a cardenales. La aprobación final de los prepuestos le corresponderá al Papa.
Incluso gastos de emergencia, como la sustitución de materiales rotos, requerirán la aprobación previa de la Secretaría, cuyo prefecto es el cardenal australiano George Pell. Cada dicasterio tendrá que explicar por qué el gasto no había sido previsto. Asimismo, deberá indicar cómo pretende financiar el gasto añadido; por ejemplo, haciendo recortes en otras áreas.
La jubilación de los obispos
Transparencia es también el motivo que ha llevado al Papa a emitir normas particulares que establecen con claridad que, tanto los obispos como los cardenales, tanto de la Curia romana como de las diócesis del mundo, tienen que presentar su renuncia al cargo al cumplir los 75 años.
La norma no es nueva, pero en el caso de cargos cardenalicios la letra de las disposiciones anteriores podía dejar espacio a interpretaciones divergentes.
Estas nuevas normas dejan muy claro que el Papa puede pedir a cualquier obispo que «presente la renuncia al oficio pastoral, tras haberle dado a conocer los motivos de tal petición y escuchar atentamente sus razones, en diálogo fraterno».
Esta norma permite al Papa intervenir en casos como los de la falta de transparencia de obispos en la gestión de casos de pederastia atribuidos a sacerdotes.
Cambios en la Curia
Y hablando de cambios en la Curia romana, el Papa ha nombrado nuevo Secretario para las Relaciones con los Estados a un arzobispo británico, hecho sin precedentes: monseñor Paul Gallagher, de 60 años, nacido en el mismo barrio de Liverpool en el que comenzaron a tocar los Beatles, y hasta ahora nuncio apostólico en Australia.
Sustituye al arzobispo francés Dominique Mamberti, nuevo Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica. En ese cargo, reemplaza al cardenal norteamericano Raymond Leo Burke, nuevo Patrono de la Soberana y Militar Orden de Malta, organización caritativa fundada en el siglo XI.
El Papa pide agilizar los procesos de nulidad
El Papa Francisco ha pedido que los tribunales eclesiásticos que decretan las causas de nulidad de un matrimonio no hagan esperar inútilmente a los interesados y que hagan todo lo posible para que no impliquen costes económicos injustificados o incluso corruptos.
En un encuentro con participantes en un curso promovido por el Tribunal de la Rota Romana, el pasado 5 de noviembre, el Pontífice aclaró que una sentencia en el tiempo adecuado se convierte en una cuestión de justicia.
«Hay mucha gente que tiene necesidad de una palabra de la Iglesia sobre su situación matrimonial, que sea sí o no, pero que sea justa. Pero algunos procesos son demasiado largos y pesados», dijo. Como ejemplo, puso el caso de Buenos Aires, donde algunas personas, para acercarse al tribunal eclesiástico de Buenos Aires, tienen que recorrer 200 kilómetros.
«La madre Iglesia tiene que hacer justicia y decir: Sí, tu matrimonio es verdadero, o es nulo, es decir, nunca tuvo lugar por motivos serios y graves. «Pero justicia es decirlo. De este modo, las personas pueden continuar adelante sin esta duda, sin esta oscuridad en el alma», añadió el Pontífice.
El Papa pidió también que estos procedimientos no caigan en la lógica de los negocios. «Se han dado incluso escándalos públicos -denunció-. Yo tuve que despedir del Tribunal a una persona, hace tiempo, que decía: Diez mil dólares y te garantizo tanto el juicio civil como el eclesiástico. Por favor, ¡esto no! En el Sínodo algunas propuestas hablaron de gratuidad. Hay que analizarlo. Pero no es de Dios el apego entre el interés espiritual y el económico».
«La madre Iglesia tiene tanta generosidad como para hacer justicia gratuitamente, como gratuitamente hemos sido justificados por Jesucristo».
Artículo originalmente publicado por Alfa y Omega