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Costumbres eucarísticas para intimar con Jesús

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encuentra.com - publicado el 12/11/14

Visitar el Sagrario, la exposición del santísimo, procesiones eucarísticas, congresos eucarísticos,…

A lo largo de más de 2000 años, han ido surgiendo algunas costumbres Eucarísticas para honrar a nuestro Salvador, a Jesús que se quiso quedar cerca de nosotros, y… amor con amor se paga. 

1. Un poco de historia…

De este culto, tal como se desarrolló en otros países, con una amplitud cada vez más grande, no encontramos ninguna traza antes de los primeros años del siglo XII, pero sí un fundamento de fe tan antiguo como la Iglesia cristiana.

comunidad eclesiástica antes del siglo XVI interpretó las palabras de Jesús “tomen y coman, esto es mi cuerpo” y “tomen y beban, esto es mi sangre” como limitando esta presencia al acto en el cual son consumidos el pan y el vino.

Los cristianos siempre creyeron en la permanencia de la realidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor en el misterio de la cena.

Lo que aparece en la Edad Media y no se manifestó en Oriente es un conjunto de prácticas, de nuevas prácticas, arraigadas en esta antigua creencia.

El Sagrario

La Santa Reserva era guardada en un anexo del santuario llamándola con diferentes nombres (sagrario, etc.). Generalmente se guardaba bajo la responsabilidad de los diáconos y permanecía fuera de la vista de los fieles.

La iglesia, que no fue al principio mas que un local donde se reunían para la liturgia, se volvió también una casa de oración cuando los cristianos venían a otras horas del día para orar y hablar con Dios.

Cuando los monjes entraban en el oratorio de su comunidad a orar, no había sagrario hacia dónde dirigirse, hacia donde mirar, sólo veían hacia el altar, la mesa del sacrificio que, para ellos, representaba simbólicamente la presencia del Señor.

El culto eucarístico en Occidente

Estas expresiones de culto eucarístico son significativas; la oración es dirigida a Cristo, mientras que, en la celebración de la misa, al menos en su parte central y esencial, es hacia el Padre al que se dirigen las alabanzas y las súplicas, por la mediación del Hijo.

Al lado de este gran movimiento del “al Padre por el Hijo”, la espiritualidad evangélica había hecho nacer en el corazón de los cristianos un deseo de dialogar con el Señor Jesús, una búsqueda de intimidad más profunda con Él, una búsqueda de la humanidad del Salvador en su proximidad con nosotros.

La reserva eucarística

Surgió un nuevo interés por guardar la Reserva Eucarística; la gente ya no se conformaba con guardarla en la sacristía, en una caja en la cual se reservaba para los enfermos; o de una misa a otra.

En ciertos lugares, y a partir del siglo IX, se prefirió depositarla sobre el altar, lo que entonces hizo que la gente se preocupara más por la presentación de este cofre y se inspiraron entonces, en otras piezas del mobiliario litúrgico más antiguas, como por ejemplo, los “tours” o torres en las cuales, en el antiguo rito galo, se llevaban las Hostias al principio de la liturgia eucarística.

Estos dispositivos tenían la ventaja de que poseían una cerradura, lo que evitaba que hubiera profanaciones. (Cfr. L’ Èglise en Priere, Tomo II pp 262- 284, por R. Cabié)

2. Las formas de devoción eucarística

En palabras del papa Juan Pablo II, “la adoración a Cristo en este sacramento de amor debe encontrar expresión en diversas formas de devoción eucarística: plegarias personales ante el Santísimo, horas de adoración, exposiciones breves, prolongadas, anuales (las cuarenta horas), bendiciones eucarísticas, procesiones eucarísticas, Congresos eucarísticos (…).

La animación y robustecimiento del culto eucarístico son una prueba de esa auténtica renovación que el Concilio se ha propuesto y de la que es punto central (…). Jesús nos espera en este Sacramento de Amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las graves faltas y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración” (Carta Dominicae Cenae, sobre el misterio y el culto de la Eucaristía, 24-III-1980, n.3).

La exposición del Santísimo Sacramento

El deseo de ver la Hostia, dio lugar, en la Edad Media, a la elevación después de la consagración del pan y del vino; este uso se desarrolló como lo hemos notado en la iglesia de Contrarreforma.

Es de esta costumbre que habla primero el ritual del papa Pablo VI: el Santísimo Sacramento retirado del sagrario, es presentado a los fieles en el copón o cáliz, donde se conserva habitualmente de tal forma que el pan consagrado pueda ser visto.

No se debe celebrar el Santo Sacrificio en la misma nave o parte de la iglesia mientras dura la exposición. En estos momentos está en su forma solemne.

Se comienza con los Santos Misterios, donde es consagrado el pan que se propone a la adoración, que está situado en el copón o la custodia después de la comunión.

Dura tanto tiempo como hay fieles que vengan a recogerse en la Iglesia y comprende oraciones, cantos, lecturas y tiempos de silencio prolongados.

Se concluye con la bendición dada con el Santísimo Sacramento, siempre precedida de un himno o un canto apropiado y de una oración, después de esto el pan consagrado se regresa al Sagrario. Se llama la hora Santa, y suele ser los jueves, día que se dedica a la Eucaristía.

Existen fórmulas más breves, lo importante es que eso dé lugar a un momento de oración, no es permitido sacar la eucaristía únicamente para dar la bendición.

Las procesiones eucarísticas

Ya en la Edad Media, las procesiones eran muy populares: se llevaban en ellas reliquias de santos, en una procesión se trasladan para solemnizar su fiesta, así como imágenes de la cruz o de otros símbolos religiosos.

Todo eso se hacía con solemnidad, se llamaba a los fieles para acompañar al cortejo, y los que no podían ir eran llamados por medio de una campanita para así recogerse al paso del cortejo que iba hasta la iglesia o a la casa de un enfermo.

Por otra parte, el Jueves Santo se acostumbraba a dar cierta importancia al rito en el que se llevaba a la Eucaristía, desde el altar al lugar donde se conservaba para su adoración y comunión del día siguiente. Al final del siglo XI, este acto litúrgico tenía ya connotaciones festivas.

Se pueden ver en las primeras procesiones del Santísimo Sacramento, modelos de un lazo orgánico que se subraya entre la misa que se viene de ofrecer y la comunión que justifica la existencia.

La institución de la fiesta del Corpus Christi va a dar lugar a una manifestación de carácter nuevo.

El papa Urbano V instituye esta solemnidad en toda la Iglesia. Esta innovación se extiende bastante rápido en las ciudades primero, en los pueblos y en el campo después.

Quizá es en esta ocasión cuando se empezaron a utilizar relicarios para transportar y distribuir a los fieles las Santas Especies.

El éxito de estas procesiones llegó a extender esto a otras circunstancias en ciertas regiones de Alemania, y, es a partir del siglo XIV, una manera de solemnizar las grandes fiestas del año.

Según el nuevo ritual, se presenta una ocasión especial para el pueblo cristiano de, a través de las calles de las ciudades y de los pueblos, dar un testimonio público de fe y de piedad referente a la Eucaristía.

Por otra parte “es importante que la procesión con el Santísimo Sacramento se haga después de la misa donde se consagra el pan que se llevará en la procesión” o por lo menos “después de una adoración pública y prolongada que siga a continuación de la misa”.

Es también aconsejable, como para toda procesión, que ésta se dirija de un lugar a otro y es únicamente en circunstancias particulares que se regresa a la iglesia de donde se parte. El rito se concluye con una bendición con la Eucaristía.

Los congresos eucarísticos

El congreso es por tanto un acto de fe en la soberanía del amor de Cristo que se irradia de la presencia eucarística; es un ratificar el culto eucarístico en toda su plenitud y complementariedad.

Sabemos que el sacrificio de la misa tiene el primer lugar en la liturgia, lo afirman todos los documentos del magisterio, hasta los mas recientes. Pero del mismo modo queremos recordar a todos nuestros hermanos e hijos que, ante ciertas nuevas improvisadas cuestiones teóricas y prácticas, todas las formas del culto eucarístico mantienen inalterada su validez, su insustituible función, su valor pedagógico y formativo, escuela de fe, de oración y de santidad…, reavivando el culto a la presencia real de Cristo, puedan reavivar la generosidad, el esfuerzo, el heroísmo de descubrir a Cristo en el rostro y en el sufrimiento de los pobres, de los necesitados, de los inmigrados, de los enfermos, de los moribundos, y servirle con amor en ellos, sostenidos por la fuerza que sólo da el hábito prolongado de familiaridad y de oración con Él”. (Pablo VI).

En efecto, todos los congresos eucarísticos internacionales realizados después del Concilio Vaticano II (Bombay, Melbourne, Filadelfia, Lourdes, Nairobi, Seúl, Dublín,..) han sido una ocasión muy significativa, para renovar y reforzar, a través de encuentros de oración y estudio, de colaboraciones y acciones comunes, de testimonio de vida cristiana, ese espíritu de búsqueda de la unidad perfecta en el único cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

Lo mismo que los comienzos, también hoy los papas ven en los congresos eucarísticos acontecimientos eclesiales que deberían interesar a todos; se trata de hacer comprender mejor el lugar central de la Eucaristía en la Iglesia.

Acompañar a Jesús en el Sagrario

A veces se hacen turnos entre distintas personas o familias, para que, mientras la iglesia permanece abierta, siempre esté Jesús acompañado, es lo que se llama la adoración perpetua.

Hoy, en cada parroquia puede una persona coordinar, para que cada día del mes, se establezcan los turnos por familias, para que estén 30 minutos o una hora al mes. Y así tener nuestro Encuentro con Cristo Vivo.

También podrías entrar en el templo cuando pases cerca: estás unos segundos, quizá hacer una Comunión espiritual: “Yo quisiera Señor recibirte con aquella pureza, humildad y devoción, con que te recibió tu Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos”.

El jubileo de las 40 horas

Hay parroquias en las que una vez al año, se deja expuesto el Santísimo por 40 horas, en las cuales se le acompaña como se describió en la exposición con el Santísimo. Se hacen turnos para que durante el año, siempre haya una parroquia con dicho jubileo.

La adoración nocturna

Es una institución, formada principalmente por varones, en donde pasan una noche al mes, por turnos de 1 hora acompañando a Jesús expuesto sobre el altar.

En México fue fundada el 28 de enero e inaugurada el 4 de febrero de 1900, como Cofradía y se encuentra en el Templo de san Felipe de Jesús en la Ciudad de México. Ya ha cumplido su centenario.

Esa noche se adora a Jesús en el Sacramento de la Eucaristía, y se ofrecen las incomodidades que representa estar ahí, para pedir por todos los hombres, por los pecados nacionales y por los de todo el mundo; se pide por los pecadores y por los propios pecados.

Fomentar la comunión digna y frecuente 

La Iglesia obliga a todos los fieles a participar los Domingos y días de fiesta de la divina Liturgia, y a recibir al menos una vez al año la Eucaristía, si es posible en tiempo pascual, preparados por el Sacramento de la Reconciliación. Pero la Iglesia recomienda a los fieles a recibir la santa Eucaristía los Domingos y los días de fiesta, o con más frecuencia aún, incluso todos los días” (Catecismo de la Iglesia Católica, n.1389).

Fragmento de un artículo publicado por Encuentra

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