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Maratón de poesía contra la barbarie

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Jaime Septién - publicado el 02/11/14
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Que la muerte no tenga la última palabra

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En el corazón del centro histórico de Querétaro, frente a la barroco templo de Santa Clara, se llevó a cabo el día de ayer 1 de noviembre un inusitado maratón de poesía “en memoria de los que nos faltan”, es decir, en memoria de los 43 jóvenes normalistas desaparecidos hace más de un mes en la ciudad de Iguala, en el Estado mexicano de Guerrero, sin que hasta el momento se sepa su paradero.

Han lastimado a la humnidad

Este maratón de poesía fue organizado por el Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), cuya sede central está en Querétaro.  El Centro basó su propuesta y el lema del maratón en las palabras de Felipe de la Cruz Sandoval, padre de uno de los normalistas del poblado cercano a Iguala, Ayotzinapa, “desaparecidos” supuestamente por “orden” del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca, en contubernio con la policía local y con grupos de la delincuencia organizada: “Han lastimado a la humanidad y es ahí en donde les pedimos que nos mantengamos unidos, en el dolor, el sufrimiento, el coraje y la ira para exigir la presentación con vida de nuestros muchachos… El sufrimiento humano no se negocia…  Las vidas humanas no tienen precio”.

En la convocatoria del maratón de poesía, que tuvo una numerosa afluencia, el CISAV recalcaba que “un país que devora a sus hijos cava su propia tumba”. Para los investigadores del Centro, la desaparición de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa llena de inquietud a todos los mexicanos, “de por sí atravesados por el dolor y la indignación: le da rostro a quienes sufren y han sufrido anónimamente el cáncer de la injusticia que cimbra nuestra patria”.
“Quienes conformamos el CISAV no somos ajenos a este grito que demanda justicia y paz, y nos unimos al gemido de los padres de los normalistas desaparecidos y a todos los mexicanos de buen corazón”, externaron en su comunicado-invitación a la defensa –por medio de la poesía, de esta barbarie que tiene en vilo al país y que ha provocado una crisis sin precedentes en el ya de por sí violento Estado de Guerrero.

La violencia nos interpela

Para los investigadores católicos, “es preciso seguir este grito hasta su cauce y descubrir el anhelo de paz de donde procede. Ni la voluntad de dominio, ni la política, ni el mercado tienen en sí el poder de reconstruir el tejido de una nación desgarrada. Creemos que a los males públicos hay que empezar por oponer una profunda transformación del corazón de los mexicanos, en cuyo fondo, sabemos, late el anhelo de una paz justa y digna. Creemos también que ese es el horizonte de una sociedad que aún tiene mucho por hacer en la solidaridad contra la barbarie”.

Más adelante, subrayaron que la ausencia indebida de uno solo de nosotros es posible solamente por la indiferencia que nos hace cómplices de los violentos. “También queremos decirle basta a nuestras omisiones, las de la sociedad civil. Rechazamos las complicidades con los violentos, empezando por las nuestras”.

La poesía contra las balas y la violencia –dicen los investigadores del CISAV, es tanto como “asumir la creciente injusticia desde un incremento del compromiso hacia nuestros hermanos y en la reconstrucción solidaria del tejido social; queremos oponer a la violencia que lastima la humanidad una invitación a la solidaridad que la acoja y resguarde”.

Finalmente, terminaron diciendo, “la violencia nos interpela como un llamado a ser corresponsables de la esperanza de nuestros hermanos, para que la muerte no tenga la última palabra”.
 

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