La Cuaresma está llegando a su fin.
No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!
En el Rosario me pregunto qué sentido tiene “contemplar” (un verbo para mí impropio) un episodio tan normal como la visita de la Virgen a su prima o uno formal como la presentación en el templo, o casi increíble como la respuesta grosera dada por Jesús a su madre con ocasión del primer milagro en Caná, o también su hallazgo en el templo. (Ernesto G.)
Querido amigo, tus “provocaciones” son útiles para comprender el gran valor del Rosario y para ir más allá de la recitación cansina y de costumbre, aunque la repetición del Padrenuestro y del Avemaría tiene un valor en sí.
Te puede interesar:
¿Sirve de algo rezar «como un papagayo»?
Partiría de los episodios de la vida de Jesús y de María que se nos invita a “contemplar”. Algunos pueden parecer banales, o bien formales, o incluso “molestos”, como algunas respuestas en apariencia groseras de Jesús.
Precisamente en ellos, sin embargo, se encierran significados profundos e importantes para nuestra vida. Debemos ir más allá del simple sonido de las palabras, para comprender lo que el Señor nos quiere comunicar.
La Sagrada Escritura, de hecho, no es un texto cualquiera. En ella es Dios mismo quien nos habla, aunque de forma humana.
Para comprenderla debemos ponernos en una actitud de escucha y oración, dejándonos ayudar y guiar por el mismo Espíritu que la inspiró.
Te puede interesar:
¿El coronavirus te regala tiempo? Redescubre el rosario
No hay que olvidar que la Escritura debe leerse en su unidad y en el contexto de la tradición viva de la Iglesia. Por esto es útil recurrir a algún comentario y pedir explicación al párroco o a una persona experta.
Los episodios difíciles que citas, Ernesto, en realidad están llenos de significado.
María no va simplemente a visitar a su prima, sino que se da prisa en ayudar después de saber que esperaba un hijo. No solo no se ensoberbece cuando el ángel le revela que sería la madre de Cristo, sino que se pone al servicio de quien lo necesita. Al contrario, lleva consigo la presencia misma del Hijo de Dios que llevaba en el seno. María es modelo de servicio para todos nosotros y nos recuerda que el don más grande que podemos ofrecer es la presencia del Señor, portadora de alegría.
En el episodio de la presentación en el Templo, en cambio, es precisamente la sumisión de la Sagrada Familia a la Ley de Moisés lo que tiene un gran valor, según lo que diría el mismo Jesús: “No he venido a abolir (la Ley), sino a dar cumplimiento” (Mateo 5,17).
La respuesta “grosera” de Jesús a María no es tal si se comprende en el contexto de todo el Evangelio. Inmediatamente después del hallazgo en el Templo, el evangelista escribe que Jesús volvió con sus padres a Jerusalén y “estaba bajo su autoridad” (Lucas 2,51).
Por tanto, el episodio quiere poner de relieve la unicidad y divinidad de Jesús, Hijo de Dios, y también la fe en camino de María y José, como la de todos nosotros. De hecho, está escrito que ellos “no comprendían lo que les había dicho”.