Jesús dijo que donde dos o más se reunieran en su nombre, allí estaría Él. No creo que Jesús se refiriera sólo a celebraciones sacramentales, bancos de iglesias, lugares de oración o espacios conventuales. ¿Es posible que Jesús estuviera ayer en Atocha, a la mesa, compartiendo una hamburguesa? Es posible.
Tenía muchas ganas de verla, muchas. Nos hemos visto en persona pocas veces pero ella es de estas personas con las que conectas rápido. ¿Por qué? La respuesta está en el Espíritu. Recientemente, el Papa Francisco dijo que el Espíritu era el Don Regalado. Ella es un regalo. Nuestra amistad es un regalo, un don de Dios que tenemos que cuidar y recibir. Dios nos regala aquello que es bueno para nosotros y yo así experimento mi amistad con ella. Ella es de estas personas que me hace bien tenerlas cerca.
No podemos despreciar los detalles de Dios. Dios es detallista con nosotros y sale a nuestro encuentro buscando nuestra felicidad. ¡Cuántas veces nos perdemos sus caricias, sus consejos, sus abrazos… esperándolos pero equivocándonos en esa misma espera! ¡Cuántas veces miramos arriba en lugar de mirar de frente! Jesús vino al mundo, entre otras cosas, a convencernos de que el Reino ya está entre nosotros y de que Él pasea a nuestro lado, patea nuestras aceras, se aloja en nuestras cosas y sufre nuestros atascos.
Ayer, entre tren y tren, insertos en un paréntesis de nuestras respectivas cotidianeidades, éramos cuatro a la mesa. Ella, yo, el pequeño que crece en su seno y el Espíritu que entrecruzó nuestros caminos y que bendice una amistad honda, profunda, alegre, bonita, necesaria. No estamos para perder momentos, para deshechar ocasiones, para desperdiciar esperanzas, para minusvalorar aquello que se nos regala.
Es mi amiga y hoy quería hablar de ella porque no me quiero dejar robar ni un gramo de esperanza en este mundo oscuro y enfermo; porque hablamos poco de nuestros amigos, porque parece que hablar de ellos es hablar de algo "no tan importante", porque me niego a echar a Dios de la mesa de una pequeña cafetería de estación de una gran y caótica ciudad llamada Madrid.