Analizan la religiosidad del pueblo cubano los obispos católicos. Presentan su Plan de Pastoral para 2014-2020
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Al presentar el Plan Pastoral de la Iglesia en Cuba 2014-2010, llamándolo “Por el camino de Emaús”, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) invitan a la Iglesia que peregrina en esa isla caribeña a hacerlo “en la fe y esperanza que no defrauda”.
Firmado por monseñor Juan de Dios Hernández Ruiz, obispo auxiliar de La Habana y secretario general de la COCC, han calificado este Plan como “un sueño” que se hace realidad desde septiembre de 2014 hasta el 2020, en concordancia con los documentos de la propia Conferencia, las palabras de Benedicto XVI en su visita a Cuba en 2012, el espíritu de Aparecida y el testimonio del Papa Francisco.
El Plan se divide en tres etapas: el marco de la realidad, el marco bíblico-teológico y el marco operativo. Los obispos cubanos exhortan, desde el mismo prólogo del documento a “cada cristiano a convertirse a Jesucristo y a anunciar la alegría de su Evangelio, para que el testimonio transformador de amor y esperanza de nuestra comunidades y familias llegue a todos los hombres y mujeres de nuestra Patria”.
Menos de 2 por ciento de la población va a Misa el domingo
Dentro del extenso documento, llama la atención la mirada que hacen los obispos cubanos a la realidad íntima de la Iglesia católica, duramente castigada en los años que lleva el régimen de Fidel Castro en la isla caribeña, ahora representado por su hermano Raúl. Se trata –dicen los obispos—de una mirada que “va más allá de lo sociológico y de lo estadístico, porque la Iglesia es siempre un misterio”.
Diversos acontecimientos en el pasado reciente –como el recorrido de la Virgen de la Caridad del Cobre por toda la isla, el Año Jubilar Mariano en el que se recordaron los 400 años del hallazgo de la imagen de esta Virgen, patrona del pueblo cubano, la visita de Benedicto XVI y el Año de la Fe, han contribuido a “avivar el espíritu misionero, a unirnos más como Iglesia y como pueblo, a abrirnos a la Iglesia universal, a recuperar la memoria histórica, soñar con nuevos horizontes y movernos a una mayor fidelidad”.
Sin embargo, persisten datos muy preocupantes, según los propios obispos; datos que deberá enfrentar este Plan para tratar de revertirlos. Uno de ellos es que “la participación en la Misa dominical no llega a dos por ciento de la población, aunque son muchos los cubanos que expresan su fe –alrededor de sesenta por ciento han sido bautizados y viven valores cristianos que configuran nuestra cultura—todos esperan nuestra evangelización”.
La isla cuenta 305 parroquias y 357 sacerdotes, de los cuales 177 son religiosos y 180 diocesanos, más 84 diáconos permanentes. “La vida religiosa aporta la riqueza de sus carismas a través de 776 religiosos, de los cuales 585 son mujeres y 191 varones pertenecientes a 96 comunidades religiosas: 70 femeninas y 26 masculinas”. Además, hay diseminadas por toda la isla dos mil 300 casas de misión, 62 por ciento de ellas situadas en zonas rurales y la tendencia es de “un ligero crecimiento”.
Una enorme área de oportunidad
Los obispos cubanos describen como “múltiples y variadas” las expresiones de religiosidad del pueblo. “Muchas son exteriorización de la religiosidad popular de matriz católica, algunas tienen su origen en creencias y cultos de raíz africana, otras provienen de otros cultos religiosos”. Lejos de invitar al desánimo, para los prelados cubanos, esa diversidad “manifiesta que en nuestra gente está viva la sed de Dios y la búsqueda de un sentido para la vida”.
A esa sed y a esa búsqueda –concluyen los prelados en su análisis sobre lo religioso en Cuba—es a donde debe acudir la nueva evangelización y el espíritu misionero. “Como los discípulos de Emaús, podríamos sentirnos aplastados por la realidad que muchas veces no se corresponde con lo que deseamos y necesitamos para ser felices, como hijos de Dios y hermanos de todos”.
Sin embargo, apuntan los obispos de la COCC, “en esa realidad, experimentada como muerte, está la semilla de la vida; de la vida que Dios puede resucitar como resucitó a su Hijo muerto en la cruz”.