Francisco recibió a los responsables del Cruce por la Educación, que desde Villa Cura Brochero, Córdoba, pedalearon en etapas hasta la casa del Papa.
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Emoción, reflexión, y sí, buen humor. En un encuentro que corona el esfuerzo de un grupo de amigos de la provincia de Córdoba, Argentina, el Papa Francisco recibió a los pedalistas del Cruce por la Educación. Y por supuesto, recibió las cerca de 70 mil cartas de niños que recolectaron por el camino, misivas al Papa contándoles sus sueños y lo que quieren ser cuando sean grandes.
“Quiero enviar un saludo grande a los chicos que me han mandado estas cartas. Gracias por la cercanía, el afecto y por tener ganas de ver más allá”, dijo el Papa, en un mensaje que tuvo su eco gracias a la radio cordobesa Antena 3, que apoyó en cada minuto la iniciativa de los pedalistas, que partieron de su provincia el 22 de agosto. “La vida es para hacer cosas lindas, cosas grandes. A la vida le podés mirar la parte buena o la parte mala, si le ves las cosas buenas, y ves la posibilidad de ir adelante, vas a ser feliz. Si te encerrás, te quedás solo, no jugás con tus compañeros, no te reís, la vida va a ser muy difícil”, continuó Francisco en su mensaje a los niños.
“Ustedes son los dueños de la sonrisa, los grandes ya tenemos la sonrisa con cicatrices. Ustedes tienen la sonrisa limpia, con ella vayan adelante y enséñennos a reír de nuevo, a ser hombres y mujeres con alma de chicos”, completó antes de agradecer nuevamente y pedir oraciones por él.
En las cartas, según la consigna de los organizadores, los niños contaban al Papa qué querían ser cuando sean adultos. Francisco no dejó pasar la oportunidad y reveló su deseo de niño: ser carnicero.
En total, este grupo de amigos recorrió 3100 km en bicicleta, en dos grandes etapas. En la Argentina recorrieron 800 km y 46 localidades de Córdoba. En cada pueblo y ciudad visitada, los ciclistas, amigos desde hace más de 20 años por su paso en las divisiones juveniles de Rugby en Córdoba Athletic Club, fueron recibidos con honores y con el agradecimiento de sus niños por ser portadores de sus cartas.
Tras la conexión aérea con España, la Cruzada continuó su recorrido desde Loyola. Loyola, Lérida, Pamplona, Barcelona, Narbone, Marcella, Niza, Génova, Pisa, Florencia, Asís y Roma fueron las escalas para recorrer 2300 kilómetros más. De esta manera, unieron Villa Cura Brochero con el Vaticano, la casa del beato José Gabriel Brochero con la del Papa Francisco, acaso dos de los argentinos más importantes de la historia de este país sudamericano. "Cuidado, son cordobeses", dijo con sorns el Papa, oriundo de Buenos Aires, al recibirlos. En el encuentro no faltaron las risas, y una profunda reflexión.
“Fue muy emocionante. Rescato lo que nos dijo: que busquemos reírnos más, que le copiemos a los chicos. Ahora, empieza otro sueño, que es el de cada uno de nosotros y de los chicos”, sintetizó a la radio cordobesa Santiago Fernández, uno de los ciclistas, tras entregar las más de 60 mil cartas de papel y siete mil digitales con los sueños de miles de niños.
El Cruce por la Educación se realiza para revalorizar la Educación en la Argentina, primera nación americana, como recuerdan, en erradicar el analfabetismo. El objetivo es concientizar en la población sobre la importancia de comenzar y finalizar los estudios, “no sólo como una obligación sino como una meta de formación personal para volver a ser la Argentina que alguna vez fuimos”.
Esta fue la cuarta edición del Cruce por la Educación, la primera en cruzar las fronteras argentinas. En 2011 y 2012 fueron 733 km hasta la casa natal de Domingo Faustino Sarmiento, prócer argentino impulsor de la educación. En 2013, 1620 km cruzando cinco provincias por los 400 años de la Universidad Nacional de Córdoba, primer centro universitario de la Argentina.