Se celebra en Valencia (España), una Semana de Pastoral Penitenciaria donde se reflexionará y se orará por las personas privadas de libertad y sus familias. Con el tema “Salir a las periferias se quiere mostrar la realidad en prisión y los organizadores defienden el “dejar en casa nuestros fanatismos que nos obligan a ver toda la realidad escindida en dos: blanco o negro, verdadero o falso, bueno o malo, sin ninguna posibilidad de otras tonalidades”.
Para los organizadores de esta semana en la cárcel también hay periferias, porque “donde reside el ser humano se forjan círculos de poder que siguen generando exclusión y periferias”.
Distintos materiales profundizan en la realidad que se vive en las cárceles con artículos y oraciones realizados por personas dedicadas a esta pastoral.
Cárcel, vertedero del olvido
La primera reflexión se titular. “Salir de…”y nos llama a pensar desde donde contemplamos la realidad. Habla de las estructuras de pecado y muestra la cárcel, como: “una de las máximas expresiones de la exclusión, desgarra con su violencia en el tiempo y el lugar para convertir a quienes viven en sus espacios en seres invisibles, inexistentes, inútiles y botados en el vertedero del olvido”-
En ella nos piden que salgamos de nuestra zona de conforty abandonemos “nuestros anclajes donde justificamos nuestros actos”.
Finalizan su reflexión con una oración de C.M., privada de libertad que muestra:
Necesito las manos libres para poder obrar,
no me ates con tus preocupaciones inútiles.
Aunque te sientas agitado, angustiado y sin paz.
CONFÍA EN MI, REPOSA EN MI, ENTRÉGATE A MI.
Sumergirse en la espiral de la violencia
En una segunda reflexión se pide entrar en las periferias, entrar en la cárcel: “asumir el festín de la confusión, de la impotencia, el vacío que paraliza y deprime” y continúa explicando: “Se generan delirios sin futuro para escapar del presente y pasado”.
“Es sumergirse en la espiral de la violencia y esa injusticia sistemática que estruja la vida; es acceder a una vida, tan virtual como real, vdonde consumir desaforadamente el tiempo resulta un entretenimiento patético que acelera anemias existenciales; el tiempo se ha parado pero las prisas son el narcótico tensional que impide ser devorados por el dios Cronos”, explican en esta segunda reflexión.
Por ello muestran que entrar en la cárcel-periferias es un fuego de transgresión, porque al encontrarnos con el Dios de la Vida no nos queda más remedio que transgredir la realidad, sus estructuras y su mentalidad.
Finaliza esta parte con una oración en la que muestra, entre otras cosas:
Para que siempre esté dispuesta a darte
las alas que requieran tu vivir
ruego a Dios Padre nos conceda
su promesa de la liberación.
La verdadera justicia divina
La última reflexión se llama “Cancelar Periferias” y muestra que es necesario enlazar y acoger la Pastoral Penitenciaria dentro de la pastoral diocesana. Explican que la Pastoral Penitenciaria y su experiencia de patear los patios de las cárceles “ha de sugerir en los ámbitos parroquiales una justicia que se alimente de la misericordia divina buscando la recuperación integral de la persona”.
Por eso hablan de la importancia de la justicia y una nueva manera de mirarla: “que nos lleve a ver a los ajusticiados como lugar privilegiado de verdad”; “que se atreva a conocer la realidad del mundo a partir del sufrimiento”; “que propicie y cultive la igualdad en el campo de la fraternidad”.
En su reflexión termina explicando que “lo opuesto a la exclusión no es la inclusión o reasimilación, sino la reconciliación”.
Termina el texto con una plegaria:
Toma y asume todos estos elementos
que conforman nuestra debilidad,
que tanto acentúan la fragilidad
Todas estas reflexiones, realizadas por la Pastoral Penitenciaria pretenden ser un apoyo para salir de nuestras comodidades y traspasar fronteras, verjas y muros: “los crucificados del siglo XXI nos siguen esperando con los brazo abiertos para brindarles el amor del padre en un abrazo cósmico de fraternidad”.
Hoy celebramos a...