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El Papa Francisco telefonea a la madre de un submarinista accidentado

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Aleteia Team - publicado el 16/09/14
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Entregó su carta al papamóvil con su número recién apuntado y no imaginaba cómo la fortalecería

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Desde el inicio de su pontificado en marzo de 2013, el Papa Francisco ha sorprendido a los fieles que le escriben pidiendo consejo con llamadas telefónicas. Uno de los casos más recientes es el de Anna Bagori, una madre italiana que recibió el consuelo del Santo Padre tras la muerte accidental de su hijo.
 
“Me dijo que esa noche y durante las semanas siguientes rezaría por Andrea”, explicó Bagori el 10 de septiembre al diario italiano Il Secolo XIX.
 
Bagori, natural de Vezzola (Italia), recibió una primera llamada. La mujer respondió “estoy llegando”, y colgó el teléfono. Pensaba que se trataba de una compañera de trabajo.
 
Después llegó una segunda llamada, “Hola. ¿Anna Bagori?”. La voz inconfundible de Papa Francisco al otro lado del teléfono casi la deja sin respiración. Con dificultad, Bagori consiguió responder: “Sí… soy yo…”.
 
Bagori no imaginaba que una carta escrita desde la desesperación pudiera llegar tan lejos.
 
El 31 de julio de 2013, su hijo Andrea Nobile, un joven apasionado del submarinismo, murió mientras practicaba esta disciplina cerca del puerto de Génova.
 
Tras la pérdida, Bagori no conseguía encontrar la paz, y buscó consuelo en una audiencia pública del Papa Francisco en el Vaticano en octubre del año pasado.
 
“Llevaba conmigo un sobre con las fotografías de Andrea y una carta para el Papa Francisco, y la entregué al pasar frente a nosotros el papamóvil. Fue uno de los guardaespaldas del Papa quien me sugirió agregar el número de teléfono. ‘En ocasiones, el Pontífice llama por teléfono’, me dijo”.
 
En enero de 2014, Bagori recibió del Papa una respuesta por escrito con fecha 17 de diciembre. “Las palabras de la carta calmaron el dolor, y me dieron la fuerza para comenzar de nuevo –recuerda-. En el sobre, el Pontífice también me hizo un regalo: un Rosario de color blanco”.
 
La relación de amistad continuó, y Ana respondió al Pontífice con 30 rosas blancas y una misiva con motivo de la Pascua. “Quería darle las gracias, pero nunca hubiera imaginado que me llamaría”, concluyó.
 
Artículo originalmente publicado por Religión en Libertad

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