separateurCreated with Sketch.

¿Cómo nació el símbolo cristiano de la cruz?

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Javier Ordovás - publicado el 19/08/14
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

Muchos pueblos lo usaban ya antes de Cristo con connotaciones religiosas
“El que quiera ser mi discípulo, tome su cruz cada día y sígame” (Mt, 16’24, Lc.9,23, Mr. 8,34 y 10,21). La cruz es el mejor  símbolo  del estilo de vida que Cristo nos ha enseñado.
 
San Pablo resumía el Evangelio como la predicación de la cruz (1 Cor 1,17-18). Por eso el Santo Padre y los grandes misioneros han predicado el Evangelio con el crucifijo en la mano: "Así mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos (porque para ellos era un símbolo maldito) necedad para los gentiles (porque para ellos era señal de fracaso), mas para los llamados un Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios" (1Cor 23-24).
 
Usos precristianos de la cruz como símbolo
 
En casi todas partes del mundo antiguo se han hallado varios objetos, que datan de períodos muy anteriores a la era cristiana, marcados con cruces de diferentes estilos.
 
El uso de la cruz como símbolo religioso en tiempos anteriores al cristianismo y entre pueblos no cristianos probablemente pueda considerarse como casi universal, y en muchísimos casos estaba relacionado con alguna forma de adoración de la naturaleza.
 
Es un hecho incuestionable, que en épocas muy anteriores al nacimiento de Cristo, y desde entonces en tierras no tocadas por las enseñanzas de la Iglesia, la cruz ha sido usada como símbolo sagrado.
 
Una de las representaciones más antiguas es la esvástica, o cruz gamada, que en diversas religiones, en especial el hinduismo, simboliza al fuego o al sol (por su rotación diaria), o al relámpago.
 
Otro símbolo relacionado a la cruz es el anjkh egipcio, símbolo de la vida, que posteriormente fue adoptado por los cristianos coptos en Egipto, quizás fusionando sus significados.
 
En la edad de bronce aparece en Europa una cruz parecida a la latina en diversos objetos, quizás con fines no sólo ornamentales sino también religiosos dado que es frecuente en los cementerios y lugares sagrados
 
Tiempos modernos
 
En la cristiandad, la cruz representa la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado, ya que según sus creencias gracias a la cruz Él venció a la muerte en sí misma y rescató a la humanidad de la condenación.
 
Los católicos, ortodoxos y coptos se persignan (hacen las señal de la cruz) moviendo su mano derecha y dibujando una cruz sobre ellos mismos, para iniciar sus oraciones y ritos cotidianos.  La señal de la cruz ya era una práctica común de los cristianos en tiempos de san Agustín (siglo V).
 
Los obispos católicos, ortodoxos y anglicanos firman sus documentos anteponiendo una cruz (+) a sus nombres.
 
La cruz es el símbolo radical, primordial para los cristianos: uno de los pocos símbolos universales, comunes a todas las confesiones. 
 
Durante los tres primeros siglos parece que no se representó plásticamente la cruz: se preferían las figuras del Pastor, el pez, el ancla, la paloma… 
 
Fue en el siglo IV cuando la cruz se convirtió, poco a poco, en el símbolo predilecto para representar a Cristo y su misterio de salvación
 
Desde el sueño del emperador Constantino, hacia el 312 ("In hoc signo vinces": con esta señal vencerás), que precedió a su victoria en el puente Milvio, y el descubrimiento de la verdadera Cruz de Cristo, en Jerusalén, el año 326, por la madre del mismo emperador, Elena, la atención de los cristianos hacia la Cruz fue creciendo.
 
La fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, que celebramos el 14 de septiembre, se conoce ya en Oriente en el siglo V, y en Roma al menos desde el siglo VII
 
Las primeras representaciones pictóricas o esculturales de la cruz ofrecen a un Cristo glorioso, con larga túnica, con corona real: está en la cruz, pero es el

Vencedor, el Resucitado.
 
Sólo más tarde, con la espiritualidad de la Edad Media, se le representará en su estado de sufrimiento y dolor. 
 
En nuestro tiempo es la cruz, en verdad, un símbolo repetidísimo, en sus variadas formas:
 
—la cruz que preside la celebración, sobre el altar o cerca de él,
 
—la cruz procesional que encabeza el rito de entrada en las ocasiones más solemnes, y parece ser el origen de que luego el lugar de la celebración este presidido por ella, 
 
—las que colocamos en las habitaciones de nuestras casas
 
—la cruz pectoral de los obispos, y el báculo pastoral del Papa. Basta recordar el magnifico báculo de Juan Pablo II, en forma de cruz, heredado de Pablo VI.
 
—las cruces penitenciales que los "nazarenos" portan sobre sus espaldas en la procesiones de Semana Santa, 
 
—la cruz como adorno y hasta como joya que muchas personas llevan al cuello,
 
—y las variadas formas de "señal de la cruz" que trazamos sobre las personas y las cosas (en forma de bendición) o sobre nosotros mismos en momentos tan significativos como el comienzo de la eucaristía o el rito del bautismo.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.