“Creciendo con Fe”, iniciativa que surge en el Perú hace un año, en el contexto de la JMJ
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El Papa Francisco ha dedicado todo un capítulo de la Encíclica “Evangelii Gaudium” a la dimensión social de la Evangelización y en este ha tratado muchos temas; profundizando de manera hermosa en la opción por los pobres. Ha dicho: “El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres”.
Estas palabras reiterativas del Santo Padre hacen eco en el corazón de todos los voluntarios que participan activamente de “Creciendo con Fe”, iniciativa que surge en el Perú hace un año, en el contexto de la JMJ.
Un león despierto
Pamplona Alta es una zona de invasión ubicada al Sur de Lima. Se trata de un sector de extrema pobreza. Desde los años 50 han sido muchas las personas que desde distintos pueblos de la sierra del Perú han migrado a la capital buscando un lugar donde vivir y educar a sus hijos. Fue así que llegaron y constituyeron el séptimo distrito más poblado de Lima, San Juan de Miraflores, que tiene aproximadamente unos 400,000 habitantes.
Ya en los años 90 y a los inicios del 2000, más gente fue llegando a la parte más alta de Pamplona Alta. Estos pobladores se han ido ubicando en los cerros arenosos y han construido sus casas a base de esteras y maderas. Han llegado a un territorio de difícil acceso. Esta zona no cuenta con los servicios básicos de agua y luz.
Este ha sido el inmenso terreno de misión en el que ha surgido “Creciendo con fe” cuando hace un año un grupo de casi 600 australianos que iban rumbo a Brasil para participar de la JMJ hicieron una parada en Perú para realizar unas misiones. Fue así que se les propuso trabajar en esta zona con permiso del respectivo Obispo. Este grupo de australianos misioneros construyeron una Capilla, 3 escaleras, hicieron reparaciones a un comedor popular, una cancha deportiva. Además hicieron campañas de salud y en paralelo daban Catequesis y recreación a los niños de Pamplona Alta.
El trabajo de este grupo de extranjeros venidos de otro continente fue una puerta abierta para entrar con un mayor compromiso a la vida de los pobladores. “El Obispo del lugar, Monseñor Carlos García nos exhortó a continuar haciendo apostolado y nos dijo: “¡no pueden despertar a un león y no darle de comer”, comparte Elizabeth Flynn, laica consagrada que apoya en el proyecto.
“Creciendo con fe”
Es una iniciativa de proyección social que busca preparar a los niños para el Bautismo y la Primera Comunión. Asimismo, se brinda un Taller de Formación Integral a varias señoras de la zona.
Todos los domingos un grupo de jóvenes voluntarios participan en las catequesis. Juntos tienen momentos de oración y de compartir con los niños lo que ha permitido que estos se comprometan y experimenten la alegría de amar a Cristo en el más pobre y necesitado.
“No termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino”, dijo el Papa en la Evangelii Gaudium. En “Creciendo con fe” lo que se busca es que este espacio catequético sirva para educar en la fe a los niños y a sus familias. Y es una manera muy concreta de hacer llegar el Evangelio a todos los rincones, donde hay gente que necesita y ha sido olvidada.
Elizabeth Flynn comparte que frente a la situación de aquellas personas “uno no puede negar ese llamado de compartir con ellos lo más importante que se ha recibido, la fe y el amor a Dios”, y continúa diciendo: “siento el deber de mostrarles que son importantes, que tienen valor y dignidad.”
La otra cara del mundo
Ir a Pamplona Alta es entre conmovedor y triste. Uno se encuentra con casas muy precarias, cerros de pura tierra, polvo en el ambiente, olor a cerdo; ya que muchas de las personas de la zona tiene criaderos de cerdos. Se trata de un panorama desolador y que muchas veces las mismas personas de Lima desconocen, más aún; las personas que vienen de otros países. Son esos lugares que uno quisiera que no existan por la extrema pobreza que es hasta inhumana.
Para quien llega es un “abrir los ojos” a la realidad. Y esta ha sido la experiencia de aquellos extranjeros venidos de Australia, Inglaterra y Estados Unidos que brindando su tiempo para acompañar a los más necesitados han podido conocer la otra cara del mundo, inexistente para ellos: la gente vive con los cerdos que cría, un familia numerosa vive un una pieza, gente que vive sin las necesidades básicas, etc.
Junto con esa realidad descubren también que estas personas en su pobreza y necesidad son iguales que ellos, y entre sus necesidades no sólo contemplan las materiales sino aquellas que a cualquier persona le hace falta como el amor, el respeto, la dignidad, la amistad, entre otros. Y frente esta situación no hay obstáculos. Sin hablar el mismo idioma todos se comprenden, los gestos, el trato amable se convierte en el lenguaje del corazón. Simplemente se aman unos a otros.
Finalmente, los extranjeros junto con los pobladores logran tener una experiencia muy humana y enriquecedora al descubrir que el trabajo dignifica, une. En muchos de los proyectos de construcción se unen varios pobladores de la zona beneficiada a los extranjeros y juntos descubren que entre dos mundos, realidades tan opuestas se pueden construir puentes que humanizan a quien tiene y a quien tiene menos.
Contacto
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