El párroco, Jorge Hernández, sigue allí junto a tres monjas, 29 niños discapacitados y 9 ancianas que no pueden ser evacuados
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Un bombardeo del ejército israelí llevado a cabo este martes cerca de la parroquia católica de Gaza, dedicada a la Sagrada Familia, ha destruido parcialmente la escuela parroquial adyacente, la oficina del párroco y algunos locales utilizados por la parroquia.
Lo informa a la agencia Fides el párroco Jorge Hernández. El objetivo principal del bombardeo era una casa que se encuentra a pocos metros de la parroquia y que ha sido completamente destruida.
El lunes por la tarde, el ejército israelí comenzó a enviar mensajes SMS a los residentes de al-Zeitun – el barrio este de la ciudad de Gaza donde se encuentra la parroquia católica y la ortodoxa – con la orden de abandonar las casas que iban a bombardear.
Muchas personas han huído, pero aquellos que actualmente viven en la iglesia no han conseguido evacuar: además del párroco argentino Jorge Hernández, sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado, en la Sagrada Familia, en estos días de ataques aéreos también viven tres Hermanas de la Madre Teresa, junto con 29 niños discapacitados y 9 mujeres ancianas a su cargo.
“Hemos tenido una noche difícil, pero estamos aquí. Esta guerra es absurda”, dice el padre Hernández, “y sigue avanzando. Después de destruir el barrio Shujayeh, ahora se dirigen al de Zeitun. Todo sucede a nuestro alrededor. Los milicianos de Hamas siguen disparando misiles y luego se esconden en los callejones. Y no podemos hacer absolutamente nada. No podemos evacuar, porque con los niños es imposible. Sus familias viven por aquí. Y puede ser más peligroso salir que quedarse aquí. Tratamos de permanecer en los lugares más seguros, siempre en la planta baja”.
“Es una espiral absurda: ambas partes”, dice a Fides el obispo William Shomali, vicario patriarcal del patriarcado latino de Jerusalén: “Deben escuchar la voz de la razón, para detener este derramamiento de sangre y comenzar una verdadera negociación con la intención de abordar y resolver los problemas reales. De lo contrario, toda esta violencia continuará repitiéndose cíclicamente, las mismas causas seguirán produciendo los mismos efectos”.
Artículo originalmente publicado por Agencia Fides