La secta islamista vuelve a golpear, cuando todavía no hay noticias de las estudiantes secuestradas en abril
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La secta islamista nigeriana Boko Haram no para de sembrar el terror: dos meses después del secuestro de más de 200 chicas en el norte del país, la semana pasada secuestró a otras 60 mujeres y niñas.
Esto enciende la ira de la población contra las autoridades de Abuja, cuya actitud ante esta tragedia inquieta a más de uno.
El rapto tuvo lugar en el noreste del país, principalmente en el pueblo de Kummabza en el Estado de Borno, tras una serie de ataques perpetrados por el movimiento islamista.
Los ataques duraron varios días y causaron al menos 30 muertos. En los últimos días, los islamistas han multiplicado los actos dirigidos a la población y a las fuerzas de seguridad.
El fin de semana pasado destruyeron dos pueblos mientras un coche cargado de explosivos de un suicida explotó en un puesto de control militar de la localidad de Gwoza y mató a tres soldados e hirió a otros tres.