Existe un método para ello, el “impact investing”, lo explica Papa Francisco a los participantes de un Congreso de inversores en Roma
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El Congreso Impact investing for the Poor que se desarrolla estos días en Roma es un encuentro “atípico” donde los inversores reflexionan sobre cómo generar beneficios económicos sin olvidar las personas, el medio ambiente y la solidaridad.
Empresarios provenientes de varios países han aceptado la invitación al Congreso organizado por el Consejo Pontificio Justicia y Paz, en colaboración con el Catholic Relief Services y el Mendoza College Of Bussines.
El Papa Francisco recibió este lunes a los participantes del Congreso y les dio consejos para evitar seguir los pasos de la cultura del descarte, que ha dado su peor cara en 2008 con la crisis económica global.
El Pontífice, encontrando en audiencia a los hombres de negocios, les pidió que inviertan usando “el método” de poner en el centro las personas y no las ganancias, aun recibiendo beneficios. El inversor que sigue el método del impact investing [impacto de la inversión], es ”consciente de la existencia de graves situaciones de inequidad”.
La mejor inversión para la sociedad: agricultura, agua, casas, salud y educación
El Papa pidió a las “instituciones financieras” que utilicen el dinero para ”promover el desarrollo económico y social” en beneficio de los pobres.
El Papa usó el lenguaje sofisticado de los banqueros y les dijo que usen sus “fondos de inversión” para satisfacer las necesidades reales de los más necesitados: “agricultura”, “acceso al agua”, construir casas decentes a precios asequibles, así como poner el dinero en “servicios primarios para la salud y la educación”.
Es una inversión que crea riqueza, aseguró, porque “esas inversiones quieren tener una repercusión social positiva en las poblaciones locales, lo que se traduce en la creación de puestos de trabajo, en el acceso a la energía, a la instrucción y al incremento de la producción agropecuaria mientras el inversor recibe beneficios más limitados respecto a otras formas de inversión”.
Menos ambición y más amor por el bien común
El Pontífice admitió que se gana menos, probablemente contrario a lo que sucede en las especulaciones financieras en la bolsa de valores, pero los beneficios para la sociedad son duraderos.
"La lógica de estas formas innovadoras de intervención es la que reconoce el lazo original entre beneficio y solidaridad y la existencia de un círculo fecundo entre ganancia y don -explicó-. La tarea de los cristianos es volver a descubrir, vivir y anunciar a todos esa unidad, inapreciable y original entre beneficio y solidaridad”.
El Papa llamó a los empresarios católicos a poner la ética también al servicio de la economía. ”Es importante que la ética reencuentre su espacio en las financias y que los mercados se pongan al servicio de los intereses de los pueblos y del bien común de la humanidad”.
Los mercados financieros no pueden generar riqueza con el hambre de los demás
“No podemos tolerar más -exhortó el Papa- que los mercados financieros gobiernen las suertes de los pueblos en vez de satisfacer sus necesidades o que unos pocos prosperen recurriendo a la especulación financiera mientras muchos padecen las consecuencias".
"La innovación tecnológica ha aumentado la rapidez de las transacciones financieras, pero ese aumento tiene sentido si se demuestra capaz de mejorar la capacidad de servir al bien común", afirmó.
"En particular, la especulación sobre los precios de los alimentos es un escándalo que acarrea graves consecuencias en el acceso a la comida de los más pobres -denunció el Papa-. Es urgente que los gobiernos del mundo entero se comprometan a poner a punto un marco internacional capaz de fomentar el mercado de la inversión con alta repercusión social, para poder contrarrestar así la economía de la exclusión y del descarte”.
Finalmente, el Papa Francisco pidió a Dios que nos enseñe a ”no olvidar jamás la fugacidad de los bienes terrenales y a comprometernos en el bien común, con un amor preferente por los más pobres y débiles”.