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Celebrar la solemnidad de la Santísima Trinidad es celebrar al Dios verdadero que Jesús nos ha revelado. Es celebrar el misterio más profundo y más importante de nuestra fe.
Y por eso no está de más hacerse esta pregunta:
¿En qué Dios creo? ¿Creo en el Dios del Evangelio, en Dios-Amor, o creo en el dios del deísmo: frío, indiferente, insensible, infinitamente lejano y ajeno?
¿Cómo amará un Dios solitario y suficiente? ¿Cómo querrá preocuparse de mí? ¿Y cómo puedo yo importarle?
¿Cómo creer en Dios-amor, cuando apenas le miro, le hablo, le escucho, le hago hueco en mi vida, en mis problemas, en mi tiempo, en mis opiniones, en mis actos, y sobre todo en mis deseos y anhelos, últimos o cotidianos, conscientes o inconscientes?
¿Quién está lejos de quién? ¿Es mi Dios un Dios lejano del hombre, o es mi humanidad una humanidad alejada de Dios?
Mi Padre
Mi Dios no está lejos. Esta aquí, siempre, junto a mí, en mí, en lo más profundo de mí.
Mi Dios es mi Padre, que no sólo sustenta toda la creación, sino que también me sustenta a mí.
Sólo Él conoce el número de mis cabellos y el enrevesado mundo de mis interioridades.
Sólo Él puede valorar mis cualidades, o ver crecer mis talentos, o dolerse por mis pecados, o disculpar mis errores.
El Hijo
Es mi Dios el Hijo de Dios, modelo divino de mi humanidad, eterno espejo donde encontrar la verdad de mi rostro, Palabra única ante la que toda palabra mía se disuelve.
Él es mi Señor, mi amigo, mi hermano, el inseparable “Tú” que me acompaña, me instruye, me entrega su vida, y muere por mí.
Él es quien me llama y me lleva, el Resucitado que me resucita.
Espíritu Santo
Es mi Dios el Espíritu Santo. Él anida en mi corazón, y querría abrasarlo. Él corre por mis venas, e ilumina mi mente, y querría venir más por mis oídos atolondrados y por mis pensamientos paganos y mundanos.
Trinidad, comunión, familia
Es mi Dios la Trinidad, es mi Dios Comunión, Familia. Amor infinito, Unidad infinita entre Padre, Hijo, y Espíritu.
Es mi Dios uno y trino, el modelo de mi humanidad, el anhelo de mi mundo y de su historia. El secreto de mi manera de ser, el referente único de mi relación con mis hermanos los hombres.
Es Dios mi auténtico hogar, donde quiero vivir eternamente. Con Él, con cada uno de Ellos, yo soy de verdad.
Este mi Dios, es tu Dios, es el único Dios. Es el mejor tesoro que tengo, y sin Él, nada en la vida tiene valor.