¿Quiénes son y qué hacen los miembros de esta organización católica?
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La Comunidad de San Egidio es una familia de pequeñas comunidades de laicos plenamente insertos en el mundo, actualmente unos 50.000, establecida en grandes ciudades de 72 países, explica la web del Consejo Pontificio para los Laicos.
Además de la vida fraterna y la oración, ofrecen un servicio social llevado a cabo a través de esfuerzos políticos y diplomáticos (como el que favoreció la firma de paz para Mozambique en 1992) y de proyectos concretos como escuelas, comidas navideñas para personas sin techo, centros de salud, ayudas diversas a inmigrantes, personas con discapacidad y ancianos solos,…
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Historia
La Comunidad de San Egidio nació en Roma en 1968 por iniciativa de un joven que tenía entonces menos de veinte años, Andrea Riccardi, quien comenzó reuniendo a un grupo de estudiantes de bachillerato para escuchar y poner en práctica el Evangelio.

La primera comunidad cristiana de los Hechos de los Apóstoles y Francisco de Asís fueron los primeros puntos de referencia, recuerda la web de la Comunidad de San Egidio.
Iniciativas

Entre las obras llevadas a cabo por la comunidad de San Egidio destaca su campaña internacional contra la pena de muerte que resulta especialmente visible una vez al año con la iluminación de destacados monumentos de diversas ciudades.
Con su programa ¡Bravo!, busca la inscripción en los registros civiles de todos los niños del mundo, y también ha luchado contra el sida a través de su iniciativa DREAM para curarlo en África.
Entre sus numerosas obras de apoyo a los pobres hay comedores, escuelas de lengua para emigrantes, centros de distribución de ayudas, escuelas de tarde para niños, centros para discapacitados, centros para ancianos, hospitales, ambulatorios médicos y centros para personas con problemas psíquicos, casas familia para niños y adolescentes, casas de acogida para enfermos crónicos y para los que no tiene hogar fijo, casas para ancianos no autosuficientes, de casas protegidas para ancianos parcialmente autosuficientes.

También ha realizado una contribución destacada en la ayuda a inmigrantes y refugiados, haciendo posibles llamados “corredores humanitarios” en diversos países.
Su compromiso con el diálogo interreligioso ha adquirido una especial visibilidad con su difusión del Espíritu de Asís, y la organización cada año en una ciudad diferente de encuentros similares a la Jornada Mundial de Oración en Asís convocada en 1986 por san Juan Pablo II.
La Comunidad de San Egidio también ha actuado como mediadora en procesos de paz, además de en Mozambique, en lugares como los Balcanes, la República Democrática del Congo y Uganda.