Conny Mendez: “La salvación: ya no viene por la sangre de Jesús sino por hacer una oración de Saint Germain”.1. ¿Qué es la Metafísica Cristiana de Conny Méndez?
No es una religión, pero tiene contenidos religiosos y doctrinales; no se considera institución o grupo, pero se reúnen para cursos y conferencias; dicen no tener jerarquías ni mediaciones, pero existen “facilitadores” (guías) que hacen las veces de maestros; no tienen estructura sectaria, pero sus doctrinas y practicas han dejado graves secuelas psicopatológicas en muchos adeptos a causa de las mal guiadas prácticas de meditación e invocación de “maestros ascendidos”.
Muchos “maestros” se han aprovechado de la ingenuidad de quienes sólo buscan afanosamente algo de “espiritualidades” novedosas. Aunque la mayoría de las veces sus practicantes persiguen fines positivos, no logran percibir al comienzo sus postulados doctrinales.
Estamos frente a una confusa mezcla gnóstica y esotérica dentro del mismo cristianismo que busca diluir la fe cristiana en un magma de confusión, relativismo, ingenuidad y desinterés con respecto al sufrimiento ajeno y a los problemas sociales. Es una anestesia general para el narcisismo religioso que busca satisfacer sus necesidades trascendentales sin mucho sacrificio, una religiosidad acorde a la lógica del mercado y del consumo.
Expresan literalmente que “no existe el pecado, ni la responsabilidad moral, todo es cuestión de evolución cósmica, de perfeccionarse hacia una nueva conciencia planetaria” (la de Acuario), hacia el “despertar” o la “iluminación”.
2. ¿Cuál es su origen?
Esta corriente de pensamiento de carácter gnóstico-esotérico y con un lenguaje pseudocientífico, se atribuye a Conny Méndez (1898-1979), actriz y poetisa venezolana, nacida el 11 de abril de 1898 en Caracas, seguidora de Emmet Fox (difusor de una teosofía light y del “pensamiento positivo”).
Conny Méndez fundó la Gran Hermandad Saint Germain en Caracas en 1945 para agrupar a todos los estudiantes de Metafísica, fundando el movimiento de “Metafísica Cristiana” en 1946. Pero su expansión comienza en la década del 70. En su testimonio narra una experiencia pseudomística que tuvo en un viaje a Nueva York en 1939. Allí conoció una obra de Emmet Fox y estudió la “Metafisica” con la secta gnóstica “Iglesia Universal y Triunfante”. Su primer libro de metafísica fue “Piensa lo bueno y se te dará” (1961).
Del mismo modo que otras tradiciones esotéricas como la teosofía, los rosacruces y otros grupos gnóstico-esotéricos, la Metafísica Cristiana busca fundamentar sus orígenes históricos en presupuestos inexistentes que sólo pueden ubicarse en la literatura fantástica, a saber, “los 42 volúmenes sobre cosmogonía, geometría, astrología, numerología, cábala, tarot, etc. escritos por Enoc, un bisnieto de Caín; quien habría vivido 4542 años después de Adán”; y dicen que “la Iglesia borró su nombre de la Sagrada Escritura”; pero se habla de él en el Génesis 5,18-24.
3. Aspectos doctrinales
Para Conny Mendez y sus discípulos nos encontramos caminando hacia una nueva era (Acuario), y como toda época, es regida y guiada por un “Maestro ascendido o Avatar” -guías invisibles que enseñan a la humanidad doctrinas secretas-. El superior es el Conde de Saint Germain quien rige la nueva era. El supera a los anteriores entre los que se encuentra Jesucristo (Avatar de la Era de Piscis), y Jesús es reducido a un simple “maestro ascendido”. Como todo movimiento surgido del pensamiento New Age, mezcla ocultismo, esoterismo, gnosticismo, reencarnación, física cuántica, terapias alternativas, psicología, Biblia, religiones orientales, pensamiento positivo, control mental, un poco de cristianismo light y deformado, junto a infinidad de dioses hindúes, arcángeles, dioses vikingos, rayos de colores, seres de otras galaxias, y divinidades mesopotámicas, egipcias y asirias. Todo revuelto en una mezcla difícil de digerir por el sentido común, y menos por un cristiano medianamente formado en su fe.
Su doctrina tiene el carácter gnóstico de autosalvación por un conocimiento superior y reservado a los iniciados en Metafísica. Ningún Dios te salva, cada uno se salva descubriendo al gran “Yo Soy” que hay en él: la conciencia crística. En sencillas palabras: Dios es parte de mi, yo soy parte de Dios y finalmente “yo soy Dios”.
Rechaza el concepto de Dios personal y la divinidad de Cristo, con un claro panteísmo (todo es Dios), Dios no es aquí una persona, sino una especie de “energía”.
Esta idea puede verse claramente en un escrito de Conny Méndez: “Yo acepto ahora la verdad de que poseo un Ser Divino, Glorioso, que en este momento está desarrollando y trayendo a mi vida y a mis sentidos la realización de mi propia divinidad… Las expresiones de Dios son infinitas. Tu y yo somos sólo dos de esas expresiones infinitas…”
4. ¿Quién es Jesús para los “Metafísicos”?
Cada uno es el propio salvador y se acepta como dogma infalible la reencarnación. Se diviniza al hombre, haciéndole una parte de Dios y sobre todo interpretan la Biblia de una forma bastante extraña a toda la tradición judeocristiana. Incluso a la persona de Jesucristo la separan como si el Jesús histórico fuera una cosa, y el “Cristo” una realidad aparte (analogía con los avatares hindúes).
Todas estas cuestiones doctrinales opuestas a la fe cristiana pasan inadvertidas al lector que se pierde en el empalagoso lenguaje afectivo de estos textos.
Creen en una infinidad de jerarquías espirituales y seres que se comunican con nosotros, donde incluyen a Jesús, todo el santoral católico y una larga lista de nombres que invocan en sus oraciones como: Lady Nada, Myriam, Arcangelina Rafaela, Serapis Bei, Maha Cohan, Pitágoras, Hércules, Palas Atenea, Odín, y un sin fin de nombres mitológicos y otros inventados por ellos.
Creen que tanto lo bueno, como lo malo, se origina desde nuestra mente; que a su vez, es la mente impersonal de Dios, y así cada uno debe ocuparse de su mente y no del prójimo.
5. ¿Quién fue realmente el Conde de Saint Germain?
Más allá de las ingenuidades que se pueden leer sobre este personaje en la literatura fantástica del esoterismo new age y sus “Metafísicos”, el Conde de Saint Germain era en realidad un aventurero, alquimista, ocultista y charlatán que estuvo en la corte de Luis XVI en Francia. Criticado por historiadores como un engañador de primera. Su figura reaparece en los escritos ocultistas de siglos posteriores, y como no podía ser la excepción, la New Age lo canoniza hoy como a tantos personajes extraños de la historia de dudosa reputación.
A fines del siglo XIX la fundadora de la Sociedad Teosófica, H.P. Blavatsky y sus seguidores anunciaron que dentro de su panteón de maestros se encontraba Saint Germain junto a Cristo, Buda, Christian Rosencreutz, Cagliostro, Francis Bacon y otros. Con el tiempo varias sectas y grupos ocultistas lo revivirán en sus discursos como gran instructor o Maestro invisible.
6. Sincretismo y relativización del cristianismo
La Metafísica Cristiana sostiene la doble pertenencia o su compatibilidad con cualquier religión, etc. Pero, de hecho, se considera superior a las religiones tradicionales, también al cristianismo.
Muchos de los asistentes son fieles de distintas parroquias y cuando se les pregunta qué es la Metafísica, responden: “Esto es un plus a la religión, es un nivel superior”. Porque no se opone claramente al cristianismo, sino que pretende asimilarlo como un escalón inferior en la superación espiritual de esta “Nueva Era”.
El especialista venezolano M. Ganuza escribe: “La metafísica de Conny Mendez ejerce una poderosa influencia en nuestra clase media venezolana, sobre todo en el gremio femenino… es un movimiento criollizado del movimiento mentalista; su doctrina, con ciertos influjos gnósticos, niega la realidad de la materia, el pecado, la materialidad del hombre, la divinidad de Cristo, profesa la reencarnación, y desprecia todas las iglesias cristianas, en particular la católica”.
7. Sectarismo sin salir de casa.
Al creerse por encima de los demás, en un “nivel de conciencia superior”, no discuten ni dialogan, simplemente interpretan todo cuestionamiento como una falta de “conciencia espiritual”. Todo cuestionamiento o intento de diálogo doctrinal es visto como una falta de espiritualidad, y no hay lugar posible para la discusión.
La invitación permanente en todos sus libros es a cambiar la mentalidad y las creencias anteriormente recibidas, para entrar en un nuevo “despertar” espiritual y a vivir en un nivel espiritual superior respecto de los “pobres ignorantes” que viven dentro de las religiones establecidas.
Su doctrina se presenta tolerante y relativista, sin embargo aparecen ciertos rasgos totalitarios y sectarios en el Manual del dirigente: “No se permitirán discusiones ni negaciones públicas de las Verdades asentadas. El que no las acepte puede seguir asistiendo al grupo hasta que llegue el momento de comprender (si así lo desea), pero bajo ninguna condición tendrá derecho a rebatir, discutir o negar. Al grupo se asiste a estudiar, investigar y a aprender a vivir la Verdad, jamás a discutirla o negarla” (n. 33).
8. Ya lo dijo el Apóstol
Recordemos las palabras de Apóstol Pablo: “Estén atentos, no sea que alguien los seduzca por medio de filosofías o de estériles especulaciones fundadas en tradiciones humanas o en poderes cósmicos, pero no en Cristo. Porque es en Cristo hecho hombre en quien habita la plenitud de la divinidad, y en él, que es cabeza de todo dominio y potestad, ustedes han obtenido la plenitud… Que nadie los prive del premio presumiendo de humildad o de dar culto a los ángeles; es gente que se enorgullece de lo que cree haber visto, que se vanagloria de pensamientos mundanos y que no se mantiene unida a Cristo…” (Colosenses 2, 9-10.18-19) “…vendrá el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, llevados por sus propios deseos, se rodearán de multitud de maestros que les dirán palabras halagadoras, apartarán los oídos de la verdad y los desviarán hacia las fábulas”. (2 Timoteo 4, 3-4).
9. No dejarse confundir
Muchos de los movimientos vinculados a la Nueva Era, no solo pretenden superar al cristianismo, fagocitándolo en una ensalada doctrinal confusa y esotérica, sino mostrar que las religiones clásicas o tradicionales son un conjunto de repertorios doctrinales vacíos de toda espiritualidad. Marcando así la diferencia como verdaderos caminos místicos con apertura mental, frente al dogmatismo de las religiones.
Los cristianos se ven desafiados por estas doctrinas, porque no se presentan como contrarias a la fe, sino como un complemento superior, que termina relativizándolo progresivamente.
Una intensa vida espiritual cristiana, personal y comunitaria, y una sólida formación en la propia doctrina, son la mejor vacuna ante la confusa avalancha de doctrinas esotéricas en los libros de autoayuda.