Los rebeldes de Seleka vuelven a atacar a objetivos cristianos
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Vuelve el miedo a Centroáfrica. Tras un periodo de relativa tranquilidad, ayer por la tarde hombres armados, presuntamente pertenecientes a los ex rebeldes musulmanes Seleka, atacaron con granadas la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en la periferia de Bangui, la capital, matando a decenas de personas, quizás sesenta, entre ellas un sacerdote.
El sacerdote centroafricano Mathieu Bondobo, actualmente residente en Roma, explica a Radio Vaticano que el de Centroáfrica es un conflicto político que corre el riesgo de convertirse en interreligioso. “Las confesiones religiosas debemos abrir los ojos para no dejarnos manipular por los políticos, porque falta poco para caer en esa trampa”.
La parroquia atacada, explicó, se encuentra en una zona muy cercana a un barrio donde ya se decía que se habían infiltrado algunos de los rebeldes. Esta parroquia, como todas las parroquias de Bangui, era un sitio de acogida. Por tanto, las personas que se sienten inseguras son acogidas, esa es la razón por la que además de cristianos, entre las víctimas había personas de otras religiones. Pero la propia iglesia no estaba protegida.
Esta masacre ha dado por terminado el clima de tranquilidad que se había respirado en el país en las últimas semanas. Ahora, afirma el sacerdote, “vuelve el miedo al corazón de las personas. Pero tenemos siempre esperanza, porque no tenemos alternativa: tenemos que llegar a la paz”.