“Los Santos Lugares no son museos o monumentos para turistas, sino lugares donde las comunidades de creyentes viven su fe, su cultura, sus obras de caridad”, afirmó el Papa Francisco esta mañana en su discurso al presidente de Israel, Simon Peres en el palacio presidencial de Jerusalén.
El encuentro entre los máximos representantes del Vaticano e Israel incluyó una conversación ante un grupo reducido de personas, un intercambio de regalos, un breve paseo y un bello acto público con discursos y música.
Francisco destacó que la presencia de los cristianos en Israel “y el respeto de sus derechos –como del resto de los derechos de cualquier otra denominación religiosa o minoría- son garantía de un sano pluralismo y prueba de la vitalidad de los valores democráticos, de su arraigo en la praxis y en la vida concreta del Estado”.
El Papa mostró su alegría por encontrarse con Peres en Jerusalén,
“que custodia los Santos Lugares apreciados por las tres religiones que adoran al Dios que llamó a Abrahán”, y para la que deseó “que sea verdaderamente la Ciudad de la paz”
En referencia a los Santos Lugares, dijo que “se deben salvaguardar para siempre en su sacralidad, tutelando así no sólo el legado del pasado, sino también a las personas que los visitan hoy y que los visitarán en el futuro”.
“Qué bello que los peregrinos y los residentes puedan acudir libremente a los Santos Lugares y participar en las celebraciones”, dijo el Obispo de Roma.
Reconociendo al presidente de Israel “como un hombre de paz y artífice de paz”, le recordó que “la construcción de la paz exige sobre todo el respeto a la libertad y a la dignidad de la persona humana” y añadió que “es posible proseguir en el empeño por una solución pacífica de las controversias y los conflictos”.
En este sentido, el Papa renovó su deseo de “que se eviten, por parte de todos, las iniciativas y los actos que contradicen la declarada voluntad de alcanzar un verdadero acuerdo y de que no nos cansemos de perseguir la paz con determinación y coherencia”.
“Se debe rechazar firmemente todo lo que se opone al logro de la paz y de una respetuosa convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes: el recurso a la violencia y al terrorismo, cualquier tipo de discriminación por motivos raciales o religiosos, la pretensión de imponer el propio punto de vista en perjuicio de los derechos del otro, el antisemitismo en todas sus formas posibles, así como la violencia o las manifestaciones de intolerancia contra personas o lugares de culto judíos, cristianos y musulmanes”, declaró.
Finalmente, recordó a “todos aquellos que sufren las consecuencias de las crisis aún abiertas en la región medio-oriental, para que lo antes posible sean aliviadas sus penalidades mediante la honrosa resolución de los conflictos”.