Esta mujer musulmana conversa al cristianismo podría ver revisada la condena gracias a la presión internacional
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Meriam Yehya Ibrahim, la mujer sudanesa embarazada que ha sido condenada a muerte por apostasía, “tendrá un nuevo proceso”. Lo ha referido Antonella Napoli, presidente de “Italians For Darfur“, citando confirmaciones de abogados recogidas por Khalid Omer Yousif, de la ONG “Sudan Change Now”, según ha explicado a la agencia italiana Ansa.
Pero hay más: según Napoli, los abogados contactados han “tenido confirmaciones importantes: la nueva sentencia – que será pronunciada por la Corte suprema – no incluirá la pena capital” (Giornalettismo, 16 mayo).
Meriam se casó con un eritreo ortodoxo y ella misma fue educada en el cristianismo por su madre, desde su infancia. Pero al ser hija de padre musulmán, el tribunal local "shariático", que aplica a la letra el derecho islámico vigente en Sudan, sensible a las presiones emotivas de la mayoría musulmana, la juzgó culpable de apostasía y adulterio, condenándola al ahorcamiento.
Podría ser diversa la valoración de la Corte Suprema de Jartum, que podría distinguir entre los distintos tipos de imputación y emitir una sentencia menos influida por el fundamentalismo religioso. Esta vez, la movilización de la opinión pública mundial ha logrado influir en las autoridades sudanesas (Avvenire, 16 mayo).
La sentencia, en todo caso, contradice el principio de libertad de religión sancionado – teóricamente – por la Constitución sudanesa del 2005, y en el país y en todo el mundo se pide al presidente Omal Hassam el Bashir, autorizado por la ley a hacerlo, que la revoque. En Sudán existe un solo precedente de sentencia de muerte por apostasía llevada a cabo, y en todo caso no es aplicable una condena a una mujer embarazada.
En este caso, la sentencia sería llevada a cabo después de nacer el segundo hijo de esta mujer, ya madre de un niño de veinte meses que se encuentra con ella en la cárcel (L’Osservatore Romano, 16 mayo).