La Comisión Europea debe decidir antes del 28 de mayo cómo quiere actuar respecto a la petición de la iniciativa de los ciudadanos europeos “Uno de nosotros”, de introducir en la reglamentación europea una cláusula ética que excluya explícitamente a la Unión Europea de la financiación de cualquier actividad que destruya o implique la destrucción de la vida humana en el estadio embrionario y fetal. Esto se aplica en particular a la financiación europea para la investigación de embriones humanos y a la financiación de abortos en el contexto de las ayudas a los países en vías de desarrollo.
La iniciativa de los ciudadanos europeos es un mecanismo de democracia participativa introducido por el Tratado de Lisboa, y que permite a millones de ciudadanos europeos someter un proyecto político o legislativo a las instituciones europeas. Se trata de compartir con los ciudadanos, bajo ciertas condiciones, el poder de iniciativa legislativa inicialmente asignado de forma exclusiva a la Comisión Europea.
“Uno de nosotros” ha recogido casi dos millones de firmas en un año, convirtiéndose en la más amplia petición en la historia de las peticiones europeas. La Comisión y el Parlamento escucharon a los representantes de la iniciativa el 9 y el 10 de abril para ayudar a la Comisión en su decisión de poner en marcha una acción política o legislativa al respecto.
Estas audiciones han dado a los representantes de la iniciativa la oportunidad de explicar públicamente su propia posición y de poner de manifiesto las contradicciones de la política europea en este campo.
La iniciativa se basa sobre el dato científico de que toda vida individual es un continuum ininterrumpido desde la concepción hasta la muerte. Es el testimonio público de la conciencia de millones de ciudadanos europeos que reconocen la humanidad y la individualidad en cada ser humano desde la concepción, y requieren a la UE, en los límites de su poder, que respete la vida desde su concepción. En la investigación, en la industria o en el desarrollo, no se puede realizar progreso alguno sobre la base de la negación, de la explotación y de la destrucción de la humanidad al inicio de la existencia.
Esta iniciativa es compatible con el derecho europeo que reconoce la dignidad humana de los concebidos. La Comisión recordó también que está en línea con el respeto de esta dignidad que rechaza financiar la destrucción de embriones y de financiar o promover el aborto.
El tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró en el caso Brüstle contra Greenpeace (2011) que el embrión humano existe desde la concepción y estña dotado de dignidad humana, y concluyó que no podemos obtener beneficios con su destrucción.
En todo caso, a pesar de este reconocimiento de la humanidad y de la dignidad de los concebidos, la UE financia prácticas biotecnológicas que implican la destrucción de embriones. Financia también el aborto en los países en vías de desarrollo, incluso donde está prohibido, a través de organizaciones como IPPF y MSI. (Cfr. Informe 2012 del European Dignity Watch, The Funding of Abortion through EUDevelopment Aid).
En línea de principio, la Comisión está ante una doble contradicción. Financia prácticas que el derecho europeo juzga contrarias a la dignidad humana, y apoya, tanto activa como discretamente, políticas abortivas en los países pobres en nombre de un concepto de desarrollo basado en el control de la población. La iniciativa “Uno de nosotros” es un llamamiento a la UE para que sea coherente con el respeto que profesa por la dignidad humana.
Estas son las prácticas que los dos millones de firmas de “Uno de nosotros” piden detener.
La iniciativa “Uno de nosotros” pone también a la Comisión Europea frente a un desafío democrática: respetar la democracia participativa compartiendo el poder de iniciativa.
El mecanismo de la iniciativa busca hacer participar a los ciudadanos europeos en la democracia y a reforzar la legitimidad democrática. Para la credibilidad de las instituciones europeas es fundamental que las expectativas hacia este instrumento no sean defraudadas.
La propuesta legislativa “Uno de nosotros”, en términos tanto de contenido como de forma, ya ha sido convalidada por la Comisión Europea. Ningún obstáculo práctico o background puede justificar un rechazo de la Comisión a incluir esta propuesta en el proceso legislativo europeo.
Ya no es la Comisión la que estima la oportunidad política de una iniciativa de ciudadanos, pues está demostrada por el apoyo popular. A la Comisión le corresponde sólo considerar el éxito de la iniciativa y someterla al próximo Parlamento y Consejo responsables de los poderes legislativos en la UE. Toca a ellos discutir y votar la petición de “Uno de nosotros”.
Un rechazo por parte de la Comisión sería arbitrario y destruiría la credibilidad del mecanismo de iniciativa de los ciudadanos, así como debilitaría ulteriormente la legitimidad democrática de las instituciones europeas.
Si en cambio la Comisión respeta el espíritu del Tratado y envía la iniciativa al Parlamento y al Consejo, será un verdadero paso adelante para la democracia europea y una oportunidad para Europa de ser más consciente de la humanidad de toda vida desde la concepción, y del respeto que merece. Un doble progreso esencial.
Grégor Puppinck es representante de la iniciativa de los ciudadanos europeos “Uno de nosotros”.