Se trata del primer Parque Temático religioso del mundo. Aunque abre todo el año, en Semana Santa se convierte en una gran opción para la familia.
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Inaugurado y bendecido por Jorge Bergoglio en el año 2000, Tierra Santa es el nombre del primer Parque Temático religioso del mundo. Ubicado al norte de la ciudad de Buenos Aires, frente al Río de la Plata, ofrece una recreación de la Jerusalén en la que fue crucificado Jesús. Se trata de una iniciativa privada que combina diversión, historia, asombro y mucho de historia cristiana.
Las calles, rodeadas de casas y tiendas y símiles de templos conducen a un recorrido que presenta no solo importantes elementos de la fe cristiana, sino también del judaísmo y del islam. El ingreso al parque, es sin duda de lo más atractivo para los más niños. Porque tras un recorrido por una gruta, se llega a la presentación de un belén animado, del pesebre que, presentan en el Parque, es el más grande en su tipo del mundo. También la Creación es representada en un espectáculo con figuras animadas, luces y sonidos.
El monasterio de los Franciscanos, que recrea la vida de los primeros seguidores de Francisco, y el oratorio, están en un camino en el que también hay lugar para una representación de una mezquita, del muro de los lamentos, y una imagen de Martín Lutero, lo que confirma el carácter interreligioso de este parque. Pero sin duda el momento para recorrer Tierra Santa es, justamente, la Semana Santa. Son varias las actividades que permiten acompañar a Jesús en sus últimos días, contemplar su muerte e ilusionarnos con su Resurrección.
La Última Cena es quizá la atracción más íntima de todas. Aunque breve, ingresar al escenario donde Jesús instituye la Eucaristía acompañado por sus apóstoles puede emocionar, además de ser una gran catequesis para los visitantes. El espectáculo con actores del camino de Cristo a la Cruz comienza en la Plaza Central, donde se recrea la condena a Jesús. Por las calles del Parque se acompaña a Cristo en su via crucis, para terminar con una representación sutilmente realista de la crucifixión. Pero allí no acaba todo, porque del monte Calvario, que se puede recorrer incluso cuando no está la representación del via crucis, emerge una imponente imagen mecánica de Cristo Resucitado de unos 18 metros de altura. Lo ideal es presenciar este espectáculo durante el atardecer.
Además, un museo de la religiosidad, y una gruta de santos y advocaciones de la virgen completan el recorrido. Cuentan en el Parque que, como no, durante una de sus visitas el entonces Arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio se detuvo especialmente en la imagen de la Virgen de Desatanudos.
Además del recogimiento que ofrece el parque, la oferta culinaria puede completar la experiencia de vida en la Jerusalén de hace 2000 mil años. La comida árabe y armenia, servida en un entorno desértico y bien cuidado, es un imperdible del recorrido.