Los obispos de las diócesis de la frontera entre México y Estados Unidos comparten preocupaciones y propuestas
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“La desintegración de la familia es el primer problema que sufren los emigrantes en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos, y esta situación preocupa a los obispos”, ha dicho monseñor James Anthony Tamayo, obispo de Laredo (Texas, EE.UU.).
Monseñor Tamayo presidió la reunión de los obispos de las diócesis de la frontera celebrada en la ciudad de Laredo que concluyó este domingo, 6 de abril.
“En esta reunión, hemos hablado mucho sobre asuntos importantes del ámbito pastoral –dijo monseñor Tamayo en la nota enviada a la agencia Fides por una fuente local-, como la preparación y celebración de los sacramentos para las personas que viven en ambos lados de la frontera, que se deben administrar de acuerdo con las reglas de la Iglesia universal”.
El obispo de Laredo también pidió a las comunidades que se encuentran en la frontera no excluir a los emigrantes de las actividades que se realizan”.
El encuentro, después de tres días de trabajo, ha terminado con una misa en la catedral de San Agustín, concelebrada por los obispos participantes de la diócesis de Matamoros (México), Brownsville (EE.UU.), Laredo (EE.UU.), Nuevo Laredo (México ), Saltillo (México), Piedras Negras (México), San Ángelo (EE.UU.), San Antonio (EE.UU.) y Nuevo Casas Grandes (México).
Hace apenas unos días el cardenal Sean Patrick O’Malley, OFM Cap, arzobispo de Boston (EE.UU.), celebró una misa en Arizona, en la frontera con México, durante la cual recordó las más de 6.000 muertes registradas en 15 años sólo en la frontera de Nogales, mientras que hoy hay 11 millones de personas sin documentos a la espera de un futuro.