La historia de la madre y la caverna llena de tesoros
Nos llegó por Facebook esta pregunta, un poco ambigua, pues no sé si el lector pregunta por la pérdida o muerte del alma, de la vida espiritual; o pregunta por el momento de la muerte corporal o biológica.
En este segundo caso, lo que se verifica es solamente la cesación de la actividad cerebral (fundamento del alma racional) causada, muchas veces, por la interrupción del funcionamiento de los órganos vitales. ¿En qué justo momento? ¿Cómo se verifica o desencadena?
La muerte biológica es una disolución. Y el momento de dicha disolución no es directamente perceptible, y el problema está en identificar los signos.
La constatación e interpretación de estos signos no le es pertinente ni a la fe ni a la moral sino a la ciencia médica. Le corresponde al médico dar una definición clara y precisa de la muerte y del momento de la muerte.
En todo caso la fe cristiana afirma la persistencia, más allá de la muerte, del principio espiritual del hombre. La fe alimenta la esperanza de “reencontrar” su integridad personal (espíritu, alma y cuerpo) transfigurada y definitivamente poseída en Cristo” (Cf. 1 Cor. 15, 22).
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.