Además del derecho, tiene la obligación de hacerlo
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Londres, 13 de febrero: El arzobispo de Westminster, recientemente creado Cardenal, Vicente Nichols, ha criticado abiertamente la política económica del primer ministro británico, David Cameron, por su reforma del sistema de protección social que ha llevado a medio millón de ingleses a acudir a los bancos de alimentos, considerada como de vergüenza, provocando la semana después la adhesión a esta crítica de 27 obispos anglicanos.
Kiev (Ucrania), 20 de febrero: Los obispos greco-católicos, ortodoxos y luteranos ucranianos, han condenado enérgicamente los asesinatos colectivos de las fuerzas de represión policial en Maidán.
Les Hayes (Haití), 22 de febrero: el presidente de la Conferencia Episcopal haitiana, y recién creado cardenal, Chiby Langlois, que comenzó en enero a liderar un proceso de diálogo entre las principales fuerzas políticas del país más pobre de América, consiguió un principio de acuerdo, aún pendiente, para la reforma de la Constitución y la creación de un órgano que garantice el orden electoral, ante las protestas en Puerto Príncipe y el resto de las ciudades por la política económica del gobierno y la represión de los activistas locales.
Mérida (Venezuela), 1 de marzo: el arzobispo Baltazar Porras Cardozo ha denunciado duramente en un artículo publicado en la Revista Vida Nueva el fanatismo del actual gobierno de Nicolás Maduro, su despilfarro y corrupción, del que no se salva ninguna institución del Régimen, así como la represión y criminalización de todos aquellos que se manifiestan críticos a su gestión, incluida la intolerable presión a los medios de comunicación social para que repliquen la versión oficial de la situación de masivo descontento del país.
La lista seguiría interminablemente, y habría que rehacerla a diario. ¿se mete la Iglesia en política? ¿Se meten los obispos en política? Es la vieja acusación de todos los totalitaristas (en regímenes dictatoriales o formalmente democráticos). Pues sí, se meten en política, porque además del derecho a hacerlo (el que recae sobre cualquier ciudadano), tienen la obligación de hacerlo, si entendemos por meterse en política denunciar tanto los procesos legislativos como los ejecutivos que atentan contra los derechos humanos, defender la dignidad de la persona y el bien común, y mediar y actuar en consecuencia, y no tanto el implicarse en batallas políticas partidistas, que por opción pastoral, sólo excepcionalmente lo hacen.
