Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o modernizaciones
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
En la visita ad limina de los obispos españoles al Papa Francisco ha trascendido, porque así el Papa lo ha contado, la preocupación de la Iglesia española por la tremenda deriva del crimen del aborto en nuestro país. Y el Papa lo ha contado porque quedó impresionado: “Me quedé helado al conocer la cantidad de abortos que hay en España”. Compartió esta impresión con los miembros de la Comisión Pontificia para América Latina al día siguiente de que los obispos españoles de dijesen que sólo en el año 2012 en España se habían practicado 112.390 abortos.
En las vísperas del primer aniversario del pontificado del Papa Francisco, conviene recodar a quienes esperan de él una rebaja en la defensa de la vida del no nacido que están muy equivocados. En en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, lo dejo bien claro: “No debe esperarse que la Iglesia –dice el Papa- cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o modernizaciones. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana”.
Es verdad que hay, eso si, una novedad en el magisterio del Papa Francisco sobre de la defensa de la vida del no nacido, en dos aspectos:
El primero: que no pone su acento en la denuncia de quienes lo promueven, sino en que, en palabras del Papa, “hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?”.
El segundo: que él Papa se cuida mucho de no reducir la defensa de la vida humana a la del no nacido (contra el aborto), especialmente del pronosticado con discapacidades (contra el aborto eugenésico), o a la del anciano o enfermo terminal considerado una carga o inútil para la sociedad (contra la eutanasia).
Con exacta insistencia defiende la vida de los millones de seres humanos que dejamos morir de hambre, de los cientos de miles de seres humanos que sufren explotación y esclavitud, y de los cientos de miles de emigrantes cuyas vida