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Así vivían y así morían los sacerdotes polacos bajo la ocupación nazi

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Gerardo Rodríguez - publicado el 06/03/14
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Crónica de una noche sangrienta en una orgía de alcohol y de violencia sacrílega

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Sinceramente tengo que confesar que he pensado mucho antes de escribir este artículo. Ya al leer la documentación para elaborarlo provocó en mí sentimientos encontrados. Y finalmente me decidí a la publicación por algo que una vez leí sobre el evangelio del Buen Pastor. No es una imagen bucólica y romántica, es una historia de violencia y de muerte. Porque para que las ovejas tengan vida, el Pastor tiene que morir. Fue esta imagen del Buen Pastor la que me anima a describir la ofrenda de la vida de este sacerdote polaco por sus ovejas. Imitador fiel del Buen Pastor Resucitado, el padre Reginaldo Krzyżanowski vivió su vida de pastor amando a sus ovejas y por ellas la entregó.
 
Sumin, distrito de Starogard, Pomerania.

Es la mañana del sábado 13 de octubre de 1939. Después de la misa el sacerdote permanece durante mucho tiempo en oración delante del Santísimo. ¿Se preparaba para el momento de la prueba y del testimonio supremo? Así se despidió de sus feligreses: "Con ustedes no pasará nada, pero ¿qué pasará con nosotros? ¡Parece que ya no nos volveremos a ver!”
 
Alrededor de la medianoche se detuvo un auto frente a la casa parroquial. Bajaron tres alemanes borrachos, militantes del Selbstschutz de Starogard, Egon Siewert vestido con una sotana y el bonete, Gerhard Wiechert, el tercero podría ser Paul Drews. La historia los conocería como los "verdugos sangrientos" de Starogard. Primero le dispararon al perro, luego irrumpieron en la casa parroquial donde se encontraban el párroco, su ama de llaves Leokadia Grabowska y la empleada doméstica.

Completamente borrachos y fuera de sí desnudaron a las mujeres y las violaron repetidamente. Mediante insultos, blasfemias y golpes brutales obligaron al sacerdote a desnudarse y arrastrarse por el suelo. Luego le ordenaron mantener relaciones sexuales con las dos mujeres. Cuando, a pesar de la tortura continua se negó rotundamente, uno de los verdugos puso violentamente dentro de su boca una botella de vino de misa, y la botella se introdujo en su garganta con tanta fuerza que se rompió el cuello de la misma y la herida causó "una fuente de sangre a partir de la laringe". Horriblemente torturado lo siguieron golpeando hasta dejarlo inconsciente. Luego lo arrojaron al sótano.

Pasado un tiempo lo sacaron del sótano, le ordenaron colocarse algo de ropa y marchar junto al camino que conduce a la iglesia. El sacerdote debido a las heridas y a la pérdida de fuerza pasó por un momento muy duro, en particular cuando los alemanes le ordenaron contar en voz alta cada paso que daba. Lo metieron en el auto y se marcharon. Sin embargo, el auto guiado por un conductor ebrio cayó en una cuneta. Le ordenaron al sacerdote esperar en las escaleras de la casa de Francisco Gołuński y fueron a buscar ayuda entre los aldeanos para sacar al coche de la zanja y seguir camino.
 
Durante este tiempo, Siewert se paseaba con sotana y bonete por el pueblo "parodiando" al párroco. Los feligreses que observaban esta grotesca escena consideraron esto como una expresión de desprecio, odio a la fe y al sacerdote.

Mientras tanto Gołuński habló con el sacerdote instándole a huir. El padre Reginaldo a pesar de sus dientes rotos, escupiendo sangre y atragantándose se negó rotundamente. Y no lo hizo porque se daba cuenta de que si él se escapaba, los verdugos fusilarían a muchos de sus feligreses de Sumin. Este hecho indica que el padre Reginaldo Krzyżanowski fue voluntaria y concientemente a la muerte y que realmente dio la vida por sus ovejas.
 
Aproximadamente a las 4 de la madrugada sacaron el coche y trasladaron al sacerdote hacia Starogard, donde fue puesto en la cárcel, en la que ya se encontraban otras personas detenidas en esa noche, los sacerdotes de las parroquias restantes del distrito de Starogard. Un testigo refirió que en la noche del 15 al 16 octubre de 1939 un grupo de nazis de Starogard organizaron en la cárcel local un brutal pogrom. Torturaron a los sacerdotes en sus celdas.

El mismo testigo refiere que encontró al padre Krzyżanowski sentado en el pasillo de la prisión temblando y llorando. No podía comprender la crueldad de los verdugos nazis y se seguía preguntando por qué golpeaban con tanta saña y crueldad a los prisioneros.

El lunes 16 de octubre cerca de las dos de la tarde sacaron a todos los sacerdotes de las celdas al pasillo, buscaron sus ropas y comprobaron la identidad. Luego los colocaron en un camión cerrado y aproximadamente a las tres fueron llevados al lugar de la ejecución en el bosque de Szpęgawsk cerca de Starogard, donde fueron fusilados. El cuerpo del padre Reginaldo junto con los otros fue enterrado en una fosa común. Al final de la guerra, a principios de 1944/1945, los alemanes desenterraron los cadáveres y fueron quemados in situ.

El padre Reginald Krzyżanowski nació el 19 de agosto de 1894 en Dziewierzewo, hijo de Francisco y Ana Hachart. Fue ordenado sacerdote el 9 de julio de 1922. Fue vicario en Puck y Grudziadz. Siendo párroco de Sumin lo encontró la Segunda Guerra Mundial.
 
Como sacerdote se condujo durante toda su vida con una conducta ejemplar. Desempeñó su ministerio pastoral con un gran celo y concienzudamente se dedicaba a la liturgia, la catequesis, la preparación de los fieles para recibir los sacramentos, las visitas pastorales, en las que examinaba a los niños sobre las verdades de la fe y apoyaba espiritualmente a las familias. Actuó sobre la abstinencia del alcohol y del tabaco. Firmemente pero con mucho tacto y moderación desaprobaba en sus feligreses todo apego a las adicciones. Sus feligreses lo consideraban como un hombre silencioso y tranquilo.

Tenía la capacidad de construir una convivencia armoniosa entre católicos y evangélicos de procedencia alemana. Él se preocupaba especialmente por la educación religiosa de los niños y jóvenes. En la parroquia dirigió a gran escala una amplia gama de actividades caritativas. Rechazó cualquier actividad política.

El Padre Reginald Krzyżanowski pertenece al segundo grupo de mártires polacos asesinados por odio a la fe durante el nazismo. El proceso diocesano ya ha concluido. Ahora se encuentra en fase romana.
 

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