Seguimos contando el duro calvario del clero polaco durante la segunda guerra mundial
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“24 sacerdotes valientes, profesores del seminario mayor y funcionarios de la curia episcopal, testimoniaron su fidelidad al servicio del Evangelio con el sacrificio del sufrimiento y de la muerte. (…) Si hoy recordamos a esos sacerdotes mártires es porque de sus labios nuestra generación escuchó la palabra de Dios y gracias a su testimonio experimentó su fuerza. Conviene que recordemos esa histórica siembra de la palabra y del testimonio” (Beato Juan Pablo II, Pelplin, 6 de junio de 1999)
Ya hemos hablado extensamente de la “procesión” de los mártires por las calles de Pelplin. Hemos comentado el triste final de los que colaboraron con el Padre Sawicki en la biblioteca del seminario. El papa polaco y próximo santo nos habla de veinticuatro valientes sacerdotes por eso no queremos dejar de reseñar la totalidad de estos sacerdotes mártires.
Primero vamos a decir una palabra del sacerdote que ya se encontraba en el cuartel de Tczew y que junto a sus dieciséis hermanos en el ministerio sufrió el martirio, el padre Jerzy Chudziński. Conozcamos su via crucis.
A pesar de las advertencias y consejos decidió permanecer en Pelplin. El 13 de septiembre, un mercedes negro se detuvo frente a su casa, descendió el jefe de la Gestapo local y cuatro hombres de las SA. El sacerdote y editor fue arrestado. Después de una estadía bajo custodia policial en Plaza Grundwald y en una celda del seminario, en la noche del 17 al 18 de septiembre fue trasladado al campo de internamiento de Tczew, en el antiguo cuartel del ejército polaco.
Los nazis lo maltrataron de manera particularmente sádica. Todas las mañanas con otros presos era llevado junto a los restos de un puente que había sido volado por el ejército polaco el mismo día de la invasión. Los guardias le daban al sacerdote un pequeño martillo y le ordenaban romper con el mismo grandes bloques de hormigón armado. En poco tiempo tenía sus manos cubiertas de llagas. Después del trabajo le sumaban una nueva humillación, todavía vestido de sotana, le obligaban a que se siente en la caja de una calesa, enganchada a dos personas, dos hermanos que tenían que actuar como animales de tiro y así era paseado alrededor del campo para deleite de los nazis.
Las humillaciones y vejaciones parecían no tener fin, junto con tres judíos le mandaban con las manos desnudas sacar las heces de las letrinas y llenar un barril…
Diez días después del arresto logró enviar a su hermana que vivía en Pelplin un mensaje secreto, en él le pedía el envío de ropa civil y le contaba sobre sus tormentos. Cuando el paquete llegó al campo el padre Chudziński ya había sido fusilado. Fue devuelto intacto.
Ahora diremos una palabra de los cuatro que faltan reseñar.
Jan Bogdański, profesor del Collegium Marianum y del seminario
Al principio de la ocupación alemana algunos sacerdotes, al ver lo que sucedía, no regresaron a Pelplin. A menudo permanecían con sus hermanos sacerdotes en diferentes localidades, con la intención de esperar a que pase el período turbulento y peligroso. Esto es lo que hizo también el padre Jan Bogdański cuando buscó alojamiento en la casa del padre Alojzy Deja, párroco de Nowa Cerkiew y antiguo profesor del colegio episcopal. Sin embargo, allí junto con el párroco fue arrestado el 20 de octubre de 1939. También ese mismo día arrestaron al padre Teodor Borowski, párroco de Wielki Garc.
Probablemente tenían que estar incluidos entre los detenidos de ese día y ser trasladados al cuartel militar de Tczew con los 16 sacerdotes de Pelplin. Quizá el camión se retrasó y la escolta decidió, que el lugar de la ejecución de los sacerdotes sea Wola.
Un testigo presencial de los hechos, Pablo Cyperski de Wola, que estaba escondido en el cementerio evangélico cercano vio como un camión que venía de Rudno trajo a tres hombres, y luego los llevaron a un campo, junto a las vías del ferrocarril que conduce a Lignów. Al pie de la cuesta, en un campo perteneciente a Zieliński se les ordenó cavar una fosa. Después se oyeron los disparos. Cayeron los cuerpos en la fosa e inmediatamente los cubrieron con tierra. Después de la ejecución los verdugos subieron al coche y se dirigieron hacia Pelplin. Al menos a estos tres sacerdotes se les ahorró el maltrato y los tormentos que padecieron antes de morir los otros diecisiete en el cuartel de Tczew. Los cuerpos de los asesinados permanecieron en Wola hasta el final de la guerra.
Después de la liberación, el 19 de octubre de 1945 exhumaron los restos de las víctimas. Con la identificación de los restos y la inspección de la ropa se puso en evidencia que los tres eran sacerdotes.
Este lugar, que se ha empapado y santificado con la sangre de estos tres sacerdotes, recién tuvo su espacio conmemorativo 72 años después, en el 2011.
Sacerdotes asesinados el 20 de octubre de 1939 en Wola:
Teodor Borowski (62 años). Nació el 27 de marzo de 1877 en Borówiec, distrito de Kartuzy. En los años 1887-1896 estudió en el Collegium Marianum, el 13 de marzo de 1904 fue ordenado sacerdote. Miembro de la Sociedad Científica de Toruń y Sociedad de Lectura Popular. En marzo de 1927 fue nombrado párroco de Wielki Garc.
Jan Bogdański (51 años). Nació en 1888 en Zegartowice, distrito de Chełmno. Fue ordenado sacerdote en 1915. Desde 1928 fue designado profesor del Collegium Marianum, también enseñó en el seminario. Al principio de la ocupación alemana no regresó a Pelplin, sino que buscó alojamiento en la casa del padre Alojzy Deja, párroco de Nowa Cerkiew y antiguo profesor del colegio episcopal.
Alojzy Deja (46 años). Nació el 25 de octubre de 1893 en Przyrowa, distrito de Tuchola, consejero espiritual, ordenado sacerdote el 17 de junio de 1923. En los años 1924-1930 profesor del Collegium Marianum. Desde 1938 párroco de Nowa Cerkiew.
Franciszek Baumgart (33 años), vicecanciller de la curia episcopal y penitenciario de la catedral.
Actuando de la misma manera que el padre Bogdański él también buscó alojamiento fuera de Pelplin. Entonces se dirigió a Klonówca y allí fue alojado por el párroco Jan Szpitter. Fueron arrestados juntos, sufrieron los maltratos de la prisión y el mismo día fueron fusilados. Fue el 16 de octubre de 1939 en el bosque de Szpęgawsk. El día en que los nazis fusilaron en ese bosque a treinta sacerdotes.
Nació en 1906 y se ordenó sacerdote en 1929. Además de ser vicecanciller de la curia era penitenciario de la catedral.
Bolesław Dąbrowski (38 años), doctor, vicerrector y profesor de derecho canónico.
Se interesó particularmente en un nuevo proyecto de derecho matrimonial. Fue arrestado de manera insidiosa. A través de la gestapo le pidieron por teléfono que vaya a la casa del senador alemán Hasbach, porque no lo querían arrestar a la vista de todos.
También el fue uno de los treinta sacerdotes que fue fusilado el 16 de octubre.
Nació el 26 de junio de 1901 en Torun. Se ordenó sacerdote el 14 de junio de 1924. Era prelado doméstico de Su Santidad.
Józef Smoczyński (35 años), doctor y profesor de teología dogmática.
En los últimos meses de su vida trabajó en las cartas de Stanisław Hozjusz (1504-1579), a fin da publicarlas y seguir impulsando el proceso de beatificación del cardenal iniciado en 1923 Había sido designado vicepostulador. Cuando estalló la guerra se fue al este de Polonia. Regresando a Pelplin comprobó que la gestapo ya había estado en su departamento, sus libros habían sido robados y sus manuscritos destruidos. El día que lo arrestaron, el 30 de octubre, estaba con sus padres Albino y Marta en Gniew. Apenas pudo decirles adiós.
Durante algunos días lo retuvieron en la cárcel que improvisaron en el castillo de Gniew. Luego fue asesinado en una ejecución masiva en el bosque de Szpęgawsk el 2 de noviembre de 1939
Nació el 2 de septiembre de 1904 en Gniew. Después de graduarse en la escuela secundaria (1924) comenzó sus estudios en el seminario de Pelplin. Mons. Stanislaw Wojciech Okoniewski lo envió a estudiar en la Facultad de Teología de la Universidad de Varsovia (1927-1931), El 8 de septiembre de 1928 recibió la ordenación sacerdotal. Se doctoró en el año 1931. Fue vicario en Brodnica, así como catequista y profesor de latín en la Escuela Secundaria Estatal de Humanidades en Chelmza. En septiembre de 1933, el obispo lo nombró profesor de teología dogmática e historia del dogma en el seminario de Pelplin.