140 millones de mujeres y niñas siguen sufriendo mutilación genital
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Hoy, 6 de febrero se celebra el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina (MGF). Una práctica, que como explican en Manos Unidas: “comprende todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos”.
“Estos procedimientos no aportan ningún beneficio a la salud de las mujeres y niñas. Pueden producir hemorragias graves y problemas urinarios, y más tarde pueden causar quistes, infecciones, infertilidad, complicaciones del parto y aumento del riesgo de muerte del recién nacido”, afirma esta ONG de la Iglesia Católica, que recuerda que “unos 140 millones de mujeres y niñas sufren en la actualidad las consecuencias de la Mutilación Genital Femenina”.
Se trata de una práctica que aún suele darse en África, donde “hay 92 millones de mujeres y niñas de más de 10 años que han sido objeto de ella” y suelen practicarse en la infancia, “en algún momento entre la lactancia y los 15 años”.
La Mutilación Genital Femenina es una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas. Para poder entender lo que sufre una mujer, mostramos un pequeño testimonio que parece en la película “La flor del desierto”. Una obra que narra la historia de la top model internacional y embajadora especial de las Naciones Unidas en África Waris Dirie, y muestra su paso de nómada africana a una de las mujeres más influyentes en la denuncia del maltrato femenino, con una lucha especialmente centrada en la abolición de la ablación:
leur du désert (Flor del desierto)
"Amo a mi madre, amo a mi familia y amo África. Desde hace más de 3000 años, las familias creen firmemente que una joven a la que no se le ha hecho la ablación es impura, porque lo que tenemos entre las piernas es impuro y debe ser extirpado y cerrado después, como prueba de virginidad y virtud. La noche de bodas, el marido coge una cuchilla o una navaja y corta antes de penetrar por la fuerza a su esposa. Si no se hace la ablación a una mujer, no se casa y por consiguiente es expulsada de su aldea y se la trata como a una prostituta. Esta práctica continúa a pesar de que no figura en el Corán.
Es bien sabido que a consecuencia de esta mutilación, las mujeres enferman psicológica y físicamente para el resto de sus vidas. Esas mismas mujeres son la espina dorsal de África. Yo sobreviví pero dos de mis hermanas no. Yasmina murió desangrada después de ser mutilada y Amina falleció en el parto, con el bebé aún en su vientre. ¿Hasta qué punto se fortalecería nuestro continente si un ritual tan salvaje fuera abolido?
Existe un proverbio en mi país: 'El último camello de la fila camina tan deprisa como el primero'. Lo que nos pase a cualquiera de nosotras, afecta a todas las demás.
Cuando era niña decía que no quería ser mujer (¿para qué?) cuando sufres tanto dolor y eres tan desdichada, pero ahora que he madurado estoy orgullosa de ser lo que soy. Por el bien de todos nosotros, intentemos cambiar lo que significa ser una mujer".