Una forma de ayudar a las personas desocupadas y en necesidad en una ciudad de España
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Aparentemente es un restaurante normal: moderno, bonito con sus camareros, cocineros y sus menús del día, pero tras esa fachada se esconde un interesante proyecto puesto en marcha gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Terrassa, Caritas y la Fundación de la Marató de TV3. Así es La Trobada, un establecimiento conocido también como “El restaurante del tiempo”.
Todo se remonta a enero de 2012 cuando, según Xavier Casas, gerente de La Trobada, se constató que había gente que no tenía qué comer. “La necesidad de muchas familias de acceder a comida gratuita no paraba de crecer y se vio que lo que era un hecho coyuntural se había convertido en un hecho estructural”, explica Casas.
Ocupar el tiempo mejora la autoestima
Gracias a la colaboración de treinta entidades de la Associació Local d'Entitats per la Inclusió, el local está situado en uno de los salones de la sede de la «colla castellera» de los Minyons de Terrassa (calle del Teatre, 4). El menú que sirven es rico en hidratos de carbono, pero, sobre todo, se busca una dieta sana y equilibrada para así también enseñar cómo comer.
La relación calidad-precio dicen sus comensales que es muy buena, “como de un ocho”, dice un asiduo al que le piden puntuar del uno al diez. Cabe recordar que siempre está la opción de pagar en metálico los 6,50 euros que cuesta el menú, aunque muchos eligen trabajar allí unas horas a cambio.
Este es el caso, por ejemplo, de Gloria Martínez, de 27 años, que trabaja allí de camarera. “Damos un mínimo de formación para camareros”, dice Pau Cónsola, responsable de este restaurante tan peculiar. “Hay gente que necesita ocupar el tiempo porque eso les hace sentirse útiles y mejora su autoestima, lo cual es fundamental para encontrar trabajo”, asegura Cónsola.
“Comer aquí es un privilegio”
Sus clientes reconocen que así salen de casa y tienen una obligación. De esta experiencia sacan dos cosas positivas: comer y mantener el ritmo de trabajo. “Comer aquí es un privilegio”, asegura Roxana, otra “clienta del tiempo”.
El restaurante La Trobada (El Encuentro, en castellano) también acoge a inmigrantes no queridos y a personas con difícil inclusión social. Al estar unos en contacto con otros y ver que comparten los mismos problemas, se animan. “Sabemos que nos tenemos los unos a los otros”, dice uno de ellos.
Las personas reciben un acompañamiento que se puede prolongar durante un periodo máximo de tres meses. Muchas personas se insertan de nuevo en la sociedad y llegan a superar grandes depresiones, tal y como reconoce Julia González, de 49 años, una “clienta del tiempo” de La Trobada que llegó a Cáritas tras una situación difícil por un divorcio que le había llevado a intentar suicidarse en repetidas ocasiones. “Ir al restaurante es una gran ilusión para mí”, dice sonriente González.
La “nueva pobreza”
Cabe recordar que las personas que están en el paro tienen una tasa de riesgo de pobreza del 30,3%, mientras que en las personas ocupadas esta tasa es del 21,7%. Además, los hogares en los que todos sus miembros están en el paro se han multiplicado por cinco entre el tercer trimestre de 2007 y el tercer trimestre de 2012.
Es por eso que se ha pasado, según el gerente del restaurante, de una nueva exclusión social a un nuevo colectivo afectado por lo que los expertos denominan “la nueva pobreza”: personas que han perdido su trabajo, ya no reciben prestaciones sociales y que tampoco pueden depender más de sus familias para sobrevivir.
En este sentido, La Trobada nace con un triple objetivo: “dar de comer a las personas que tengan una necesidad puntual, hacer que estas personas participen del proceso y también que las otras personas, la sociedad, participen”. Este es su elemento diferenciador.
En medio de una sociedad tan consumista, pero en profunda crisis económica y moral, la vuelta al trueque puede ser una muy buena opción para todos.
Por María Menéndez. Artículo publicado originalmente por Forum Libertas