Ambos países deberán acordar las coordenadas precisas de la nueva frontera marítima
La Corte Internacional de la Haya optó por una aparente decisión salomónica en el litigio entre Chile y Perú por la delimitación de su frontera marítima. El Tribunal con sede en La Haya tiró “por la calle de en medio” y concedió a Perú más millas náuticas de las que tenía hasta ahora, pero, a su vez aceptó la versión chilena de que la línea imaginaria debía tratarse desde el llamado “Hito 1” (en paralelo a la frontera terrestre de ambos países).
El fallo es inapelable y establece una línea paralela “hasta las ochenta millas y a partir de ahí adquiere una dirección sur hasta un punto B, bajando (en línea recta y a la altura de las 200 millas) hasta un punto C", ha informado el presidente de la CIJ, Peter Tomka. No obstante, los jueces no estableces unas coordenadas precisas: "La corte espera que las partes determinen estas coordenadas de acuerdo con el fallo y en el espíritu de buenos vecinos".
La solución podría calificarse de “salomónica”, ya que Perú gana territorio marítimo, aunque no todo el que había solicitado y Chile gana la consideración del hito, aunque la línea equidistante sólo sea de 80 millas y no 200 como anteriormente. Sólo falta concluir las coordenadas exactas del punto B y C (que deben acordar ambos países) para dar por concluido el litigio.
Obispos de Chile y Perú invitan a la Fraternidad
Un día antes de la decisión del Tribunal de La Haya los obispos de Chile y Perú emitieron un mensaje en conjunto en el que mostraron su confianza en que”la determinación de la Corte Internacional de Justicia de la Haya, sea asumida por ambas partes. Confiamos que la convivencia fraterna, tarea de todos y de siempre, sea fortalecida y consolidada entre nuestros dos países".
El comunicado, animado por “los innumerables aspectos que nos han unido a lo largo de la historia y que nos seguirán uniendo como pueblos y culturas, más allá de las delimitaciones territoriales y la jurisdicción de los Estados", destaca los "arraigados valores morales y las profundas tradiciones religiosas" que han unido a ambas naciones, además de considerar la fe como el "mejor lazo de integración y la más profunda motivación para trabajar por la paz".
La Iglesia pide hacer de este momento "una gran oportunidad para reforzar y profundizar relaciones de cooperación sustentadas en la confianza recíproca".