¿Es sólo una superstición o hay algo de cierto en que las personas pueden causar desgracia?El llamado mal de ojo es la persuasión de que una persona puede causar daño a otra con solo mirarla. Era algo muy extendido en el mundo pagano, de forma que se pueden encontrar ejemplos en todos los continentes. Quizás porque, en una cultura en la que se ve al hombre sometido a espíritus caprichosos y en ocasiones malignos, el simple hecho de que sobreviniera un infortunio poco después de que alguien nos mirara fijamente ya daba pie para pensar que el mal de ojo era una realidad.
Con la llegada del cristianismo todas estas creencias se diluyeron (ya antes el judaísmo las rechazaba, pero era una religión circunscrita al pueblo de Israel). Han quedado restos, pero calificados como supersticiones, pues siempre lo fueron.
En ocasiones se utiliza la expresión para expresar un conjuro, lo cual ya es algo distinto, pues se refiere a palabras: una maldición. Es también supersticioso pensar que unas palabras pueden ser una especie de clave que desata fuerzas ocultas maléficas. Pero en ocasiones puede haber por medio algún tipo de intervención diabólica, lo que es algo distinto.
Como toda intervención del diablo, alcanza solo hasta donde Dios permite que llegue, pero puede tener algún efecto. En el fondo, como sucedió con la vida terrena del mismo Jesucristo, Dios permite la maldad del demonio para sobreabundarla con su gracia, por lo que no puede sorprender que siga ocurriendo alguna vez.