Por un conflicto con las distintas fuerzas policiales provinciales, en varias provincias argentinas se vive una situación de tensión. Los obispos argentinos, y hasta el Papa Francisco, manifestaron su preocupación.
Se acerca la Navidad, pero la Argentina vive un período de creciente tensión. Una semana atrás, la provincia de Córdoba, en el centro del país, vio el puntapié de una serie de desmanes que preocupan a los argentinos, y rememoran, aunque por ahora tenuemente, lo que fue el fin de año en 2001. En aquella ocasión, el conflicto social derivó en una renuncia presidencial, y una insólita situación de cinco mandatarios en diez días.
El origen del conflicto en esta ocasión es el reclamo policial por salarios más dignos. Un sueldo policial promedio no supera los 500 euros, al valor ilegal del euro en la Argentina, el único que se puede comprar en condiciones normales ya que la venta de moneda extranjera está restringida. Asimismo, según afirman algunos delegados policiales, un policía puede trabajar hasta 18 horas. Con una inflación que según estiman varios índices supera el 25% anual, y una creciente violencia criminal, la ecuación no cierra para estas fuerzas de seguridad.
La huelga en Córdoba derivó en una serie de violentos saqueos a comercios despojados de protección policial, y en un enfrentamiento dialéctico entre el gobierno provincial y el nacional que demoró la resolución. Ante los reclamos y el caos, que derivó en la muerte de una persona, el gobierno cordobés aceptó un ajuste salarial. Pero el éxito del reclamo contagió a otros cuerpos policiales. En provincias como Catamarca se dio la insólita situación de un enfrentamiento entre la policía provincial y el cuerpo federal de gendarmería. Otros saqueos y tragedias, y más reclamos policiales, se fueron registrando en otras provincias del país.
Reconstruir la amistad social
El Papa Francisco expresó su preocupación y su solidaridad con la situación. Según contó en su homilía del domingo el Arzobispo de Córdoba monseñor Carlos Ñáñez, Francisco le llamó para “interesarse por la situación de Córdoba y expresarnos su cercanía a través de la oración”. “El Papa pidió que fuéramos capaces de reencontrarnos para que la paz reinara entre nosotros”, contó el prelado cordobés, quien anteriormente había recibido la cercanía de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina.
El obispo auxiliar electo de Córdoba, monseñor Pedro Javier Torres, reconoció el “justo reclamo” de los policías, aunque manifestó su preocupación por el tipo de protesta en una fuerza de seguridad. “Así como, eclesialmente, hablamos de una necesaria conversión pastoral, creemos que la sociedad necesita urgente una conversión cultural”, expresó en una entrevista a Radio María. En la misma línea había profundizado el Arzobispo Ñáñez, quien señaló que con los saqueos “se han atropellado personas, bienes, proyectos y esperanzas. Se han roto los vínculos entre los semejantes-vecinos. Algunos testimonios son desgarradores: se ha roto la amistad social. Por eso urge una conversión moral”.
Reconstruir la amistad social también fue el pedido del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, tras reunirse con su gobernador santafecino para contribuir al acercamiento con las fuerzas policiales de su provincia, Santa Fe.
En las últimas horas se registraron dos muertes más, en Entre Ríos y Jujuy. Mar del Plata, Concordia, La Plata, son sólo algunas de las importantes ciudades en las que la tensión ante el conflicto policial preocupa a comerciantes y vecinos, que sienten la indefensión ante los posibles saqueos.