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Papa Francisco: No a la tortura del silencio con los enfermos mayores

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Radio Vaticano - publicado el 25/11/13
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El Papa exhorta a una asistencia sanitaria para los ancianos de dignidad y libertad

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“El silencio muchas veces se transforma en una tortura. Esta cerrazón y silencios que, demasiado a menudo, rodea a las personas en el campo de la atención sanitaria”. Lo denunció el Papa Francisco este sábado al recibir a los participantes del congreso promovido por el Consejo Pontificio para los Agentes sanitarios sobre la atención a las personas que padecen enfermedades neurodegenerativas.
 
Francisco destacó la importancia del aspecto religioso y espiritual al atender a la persona mayor o al enfermo, asegurando que esta dimensión “sigue siendo viable aún cuando las capacidades cognitivas se reducen o se pierden”.
 
“Se trata de poner en práctica una pastoral especial para acompañar la vida religiosa de las personas mayores con enfermedades degenerativas graves, con formas y contenidos diversificados, para que, a pesar de ello, sus mentes y sus corazones no interrumpan el diálogo y la relación con Dios”, explicó.
 
El Papa afirmó que “las personas mayores siempre han sido protagonistas en la Iglesia, y todavía lo son” y declaró que “hoy, más que nunca, la Iglesia debe dar ejemplo a toda la sociedad del hecho de que los ancianos, a pesar de los "achaques" inevitables, a veces graves, son siempre importantes, es más, son de hecho indispensables”.
 
Más allá de cualquier “visión discriminante”, dijo el Papa, “la vida humana conserva siempre su valor a los ojos de Dios. Por ello la gente mayor “participa plenamente en la misión de la Iglesia”, porque ellos llevan consigo “la memoria y la sabiduría de la vida, para transmitirla a los demás”.
 
El aumento de la esperanza de vida, señaló el Obispo de Roma, comporta también un número creciente de personas que sufre enfermedades neurodegenerativas, que a menudo va acompañado por un deterioro de las capacidades cognitivas.
 
Estas enfermedades afectan el mundo socio-sanitario tanto en términos de investigación, como de asistencia en centros de atención social y en la familia, que sigue siendo el lugar privilegiado de acogida y cercanía.
 
“Es importante el apoyo de ayudas y de servicios adecuados, con el objetivo de respetar la dignidad, la identidad y las necesidades del paciente, pero también de los que asisten al enfermo, familiares y agentes profesionales”, constató.
 
“Esto sólo es posible en un ambiente de confianza y como parte de una relación de respeto mutuo –añadió-. Vivida así, la atención al enfermo se vuelve una experiencia muy rica, tanto profesional como humanamente; de lo contrario, se vuelve mucho más similar a la simple y fría "protección física".
 
El Papa subrayó que los “ancianos enfermos” son también destinatarios del mensaje evangélico, a pleno título, gracia a la fuerza del sacramento del bautismo”.
 
“Se hace necesario, por tanto, comprometerse para una asistencia que, junto con el modelo biomédico tradicional, se enriquezca de espacios de dignidad y de libertad, lejos de la cerrazón y silencios…aquella tortura de los silencios”. 

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