Jerusalén: Indignación de monseñor Fuad Twal con las fuerzas israelíes

El patriarca condena la demolición de una casa habitada desde hacía 20 años por una familia palestina, en un terreno propiedad de la Iglesia católica

La demolición por parte de militares israelíes de una casa propiedad del patriarcado latino en la que vivía una familia palestina «es un acto de vandalismo» que va contra la ley israelí y el Derecho internacional, declaró el patriarca latino de Jerusalén, que esta martes visitó el lugar, situado entre Belén y Jerusalén.

Se trata, según el comunicado del Patriarcado, de una propiedad de 6 dunum (equivalente a seis mil metros cuadrados), con un edificio construido antes de la creación del Estado de Israel (en 1948), informa Terrasanta.net.

Fotos aéreas israelíes son testigo de la existencia de dicha casa antes de que la parte oriental de la ciudad fuese ocupada por las tropas israelíes en 1967.

Según los inquilinos –una familia palestina compuesta por 14 miembros, presente en el lugar hace unos veinte años- la casa fue demolida completamente el 28 de octubre pasado sin aviso previo.

«Nos hemos encontrado ante el hecho ya realizado», dijo el patriarca. Según el mismo patriarca, se trata del primer caso de demolición de un inmueble de propiedad eclesiástica. «Es una señal de agravamiento de la situación que no ayuda en absoluto al proceso de paz», subrayó Mons. Twal.

Ni el Ministerio de Interior israelí ni el ayuntamiento de Jerusalén han hecho ningún comentario.

El abogado del Patriarcado, Mazen Qupti, ha anunciado acciones legales contra las autoridades israelíes. «Reconstruiremos la casa y nos reservamos el derecho a examinar la posibilidad de solicitad daños y perjuicios».

Según Qupti, la demolición de la única casa habitada por una familia árabe entre Gilo y Har Homa (dos de los nuevos barrios, o asentamientos, judíos edificados en el norte de Belén) no «se produce por casualidad. La justicia admitió un proceso contra los habitantes del edificio en cuestión en 2011. El tribunal israelí concluyó que se trataba de una construcción ilegal y había ordenado su demolición el 26 de noviembre de 2011.

Según datos de la Oficina de la ONU para la coordinación de cuestiones humanitarias (OCHA), 91 viviendas han sido demolidas en Jerusalén desde comienzos de este año hasta el 30 de octubre y 265 personas se han visto privadas de techo. En el mismo período de tiempo, el pasado año se demolieron 64 cases, dejando a la intemperie a 71 personas.