Representantes del judaísmo, del islam, budismo, hinduismo y los pueblos originarios americanos se encuentran en la basílica de San Francisco
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A 27 años del encuentro convocado por el beato Juan Pablo II para orar por la paz con líderes de todas las religiones en la ciudad del Povorello, la Basílica de San Francisco, en pleno casco histórico de Buenos Aires, revivió ese espíritu el pasado 30 de octubre. 11 referentes de distintas religiones invocaron a Dios convocados por la orden de Hermanos Menores (Franciscanos) y la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana.
En representación del arzobispo de Buenos Aires estuvo el padre Fernando Gianetti, quien recordó los documentos conciliares Dignitatis Humanae y Nostra Aetate, documentos calificados por Benedicto XVI, como recordó, como “proféticos” para el diálogo interreligioso. Además, inauguró el acto el maestro provincial franciscano José Enid Gutiérrez Olmos, quien inició con la oración de san Francisco ante el crucifijo de San Damián: “¡Oh alto y glorioso Dios!, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y veraz mandamiento”.
Sobrevoló el encuentro el impacto, aún fuerte en Buenos Aires, por la elección del Papa Francisco. Al inicio de la ceremonia se leyeron sus recientes referencias a los líderes religiosos “como hombres de paz”. E incluso sus palabras fueron aludidas por líderes de otras confesiones, como fue el caso del rabino Sergio Bergman, representante del judaísmo, quien tras hablar de las “periferias existenciales” pidió que todos invoquen “como hermanos al mismo padre” por la paz que “no pedimos, sino que damos”. La relación de Bergman y Bergoglio en Buenos Aires era muy cercana, y de hecho el ex Arzobispo de Buenos Aires prologó una obra de Bergman.
Tras las palabras de Bergman habló el sheij Abdelnabi El Hefnawi, en representación del islam, quien habló del amor como “lo más importante en esta vida. La paz de la paz”. “Realmente sin el amor no existiría nadie. Todos los profetas y mensajeros de Dios predicaron el amor como el origen de la paz”.
Hablaron y elevaron una plegaria según sus tradiciones, además, representantes del budismo, del hinduismo, de los pueblos originarios americanos, de la Iglesia Metodista, de la Iglesia Bautista, de la Iglesia Apostólica Armenia y de la Iglesia Siriana Ortodoxa Antioquía.
Fue especialmente emocionante la oración del arzobispo-vicario patriarcal de esta confesión cristiana, Crisóstomo Juan Ghassali, quien oró en arameo, la lengua en la que oraba Jesús. “Si no tengo la paz interior, no puedo hacer la paz con mis hermanos. Y esta paz no funciona sin Jesús”, expresó, antes de repasar la situación en Siria, conflicto que ha unido al cristianismo con el Islam.