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No al lujo: La sobriedad del papa Francisco se extiende

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Patricia Navas - publicado el 25/10/13
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El peso de sus palabras y acciones contra la vanidadLa apuesta del papa Francisco por “una Iglesia pobre y para los pobres”, sus advertencias contra la vanidad y la codicia, su estilo personal sencillo… están haciendo de la sobriedad un valor al alza.

Sus palabras y sus gestos están ayudando a que muchos católicos tengan hoy especialmente presentes a los pobres, la solidaridad y las periferias; tras escuchar a Francisco, algunos han optado por sustituir sus coches de alta gama por utilitarios, o por ajustar sus gastos.

“Últimamente no es difícil hallar en el Vaticano a obispos y sacerdotes que, después de ser vistos manejar autos de gran nivel, se apresuran a explicar que se trata de modelos de segunda mano o adquiridos a precios rebajados”, destacaba la agencia Ansa siete meses después de la elección del Papa argentino.

En lo que se refiere a automóviles, Francisco ha usado un papamóvil sin blindar y coches nada ostentosos: una Vokswagen Phaeton, un Ford Focus poco nuevo, un Fiat Idea en Brasil, un Renault 4 en el Vaticano, un Panda en Asís e incluso una Campagnola en Lampedusa, ofrecida por un habitante de la isla.

Respecto a su residencia, Francisco ha cambiado el tradicional alojamiento en el Palacio Apostólico por un modesto conjunto de habitaciones en la Casa Santa Marta, la hospedería del Vaticano.

“El papa Francisco se toma en serio su voto jesuita de pobreza y su nombre tomado de san Francisco, que amaba la “Dama Pobreza”, afirma el sacerdote Dwight Longenecker en un artículo sobre la pobreza y los católicos.

“A mí me hace daño cuando veo a un sacerdote o religiosa con un coche último modelo: ¡Esto no puede ser! ¡No puede ser!”, exclamaba el Papa en julio de 2013 en un discurso a seminaristas, novicios y novicias.

Y añadía: “Creo que el coche es necesario porque se debe hacer mucho trabajo e ir de un lado a otro.. ¡Pero usen uno más humilde! Y si te gusta el caro, piensa en los niños que se mueren de hambre. ¡Sólo esto! ¡La alegría no viene de las cosas que se tienen!”.

La opción del papa Francisco por la pobreza “no es un amor al sacrificio por sí mismo ni una obsesión por la austeridad”, sino de un desvestirse interior “para poner a Dios y a los otros en el centro de la propia vida, explica el rector de la Universidad Católica de Argentina, Víctor Manuel Fernández, en una entrevista al diario italiano La Repubblica, recogida en español por Valores Religiosos.

El teólogo dice que “al papa Francisco no le gustan los sacerdotes príncipes, que realizan vacaciones demasiado costosas o cenan en los mejores restaurantes, con objetos de oro ostentosos sobre las vestiduras, o visitas continuas a las personas poderosas”.

Lo demostró el Papa, por ejemplo, al apartar de su diócesis al obispo de Limburg durante la investigación de un desembolso de 31 millones de euros de la diócesis para la reconstrucción de su residencia oficial.

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