Manuel Bru, sacerdote y periodista: la sacramentalidad de la Iglesia es comunicativa
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En su última obra, el sacerdote, profesor y periodista aborda distintas reflexiones e itinerarios sobre la ética de la comunicación social, en línea con la doctrina de la proximidad del papa Francisco, un “criterio de búsqueda que forma parte del amor al prójimo, requiere hacerse comprensible y comunicar atractivamente”, apunta Bru.
Texto asequible a todo el mundo por su lenguaje sencillo y brevedad que aporta una visión de conjunto para quienes vocacional o voluntariamente comunican las verdades de la fe.
-Manuel, hoy presentas tu último libro ¿con qué intenciones lo has escrito?
No pretende ser un manual de esta asignatura, aunque muchos de los contenidos parten de los apuntes de clase que he dado a mis alumnos, pero en este libro no aparece un desarrollo sistemático de la materia.
Este enfoque es mucho más amplio e interdisciplinar y de aproximación a la reflexión sobre este tema. Son cinco itinerarios distintos que nos llevan a las claves de lo que tiene que ser una nueva ética de la comunicación. Por un lado, hay una reflexión sobre la crisis actual del pensamiento; por otro, está todo el desarrollo de lo que ha sido la historia del pensamiento filosófico contemporáneo con respecto a la ética en general y a la más específica de la comunicación. Incluye también el Magisterio de la Iglesia en este área, que aporta unas claves fundamentales.
Además, lo que ha sido todo el desarrollo de la ética de las responsabilidades y los valores de inspiración cristiana, pero con un reconocimiento más allá de la fronteras de lo cristiano. Y, el último itinerario, es un análisis más personal, vinculado al desarrollo de la formación periodística que hemos desarrollado en Crónica Blanca, y lo que se ha hecho en iniciativas eclesiásticas muy interesantes; que viene a ser una nueva cultura de la comunicación social.
-Por lo que dices, abordas estas cuestiones desde un planteamiento cristiano.
Efectivamente, entraría dentro de lo que yo he enseñado en mis clases en la Universidad y en Crónica Blanca. Una cosa es toda la reflexión filosófica y teológica de la comunicación, que sería comunicar, ¿es cristiano?; otra es comunicar en cristiano; y un tercer elemento sería comunicar lo cristiano, que sería todo el ámbito de la comunicación eclesial. Son tres grandes cajones donde entraría toda la reflexión y mi libro se centraría en el segundo punto: comunicar en cristiano, con unos criterios imbuidos del humanismo cristiano.
-¿Es un libro para todo tipo de gente o para especialistas?
Es para todo el que le interese este tema. Tiene una amplia bibliografía para quien quiera saber más de la ética de la comunicación social. Es un libro con una pretensión de reflexión, pero no es un texto solamente para expertos en filosofía o ética. Es de lectura fácil, comprensible para todos y breve.
-Ninfa Wat me decía el otro día que tenemos un mensaje, el del Evangelio, que es maravilloso, pero lo comunicamos mal.
Es una verdad clarísima y fundamental. Lo comunicamos mal porque no nos fiamos suficientemente del mensaje y porque no siempre tenemos ese criterio evangélico de la proximidad que predica el papa Francisco. Ese criterio de la búsqueda de la proximidad, que forma parte del amor al prójimo, requiere hacerse comprensible y comunicar atractivamente. Hace falta mucha más profesionalidad.
En la Iglesia se cree muchas veces que se puede comunicar de cualquier manera porque el mensaje es muy importante. Pues, no. Como en la liturgia, no vale cualquier vaso para consagrar el pan y el vino, igual ocurre en la comunicación cristiana. Con la evangelización: hay que utilizar los lenguajes de hoy y la profesionalidad de la comunicación, porque si no, no llegas. Es decir, no te pones al nivel de los usos comunicativos del oyente y sobre todo de las nuevas generaciones. A un joven, acostumbrado al lenguaje frenético del audiovisual o de Internet, no le puedes ofrecer el Evangelio con formatos de comunicación que son del siglo pasado, que no quiere decir que sean ni mejores ni peores, sino que son caducos como los de todos los tiempos. Hay que saber utilizar los de hoy, pues comunicar en cristiano significa también hacerlo en profesionalidad y rigor.
-O sea que falta mucha formación para comunicar en la Iglesia
Así es. Esto cuesta entenderlo sobre todo en ámbitos clericales. Igual que un sacerdote sabe que para arreglar las goteras de su parroquia deberá llamar a un especialista, del mismo modo tiene que saber que para llevar bien a cabo la misión evangelizadora, tanto en la catequesis como en la predicación, tendrá que utilizar unos recursos del lenguaje mediático, para lo cual deberá acudir a los profesionales de la comunicación para formarse en este sentido.
El Magisterio de la Iglesia lleva insistiendo mucho en esto en los últimos años, porque es fundamental, pero falta que cale en la formación de los seminarios, de las instituciones religiosas, de los laicos dedicados a la evangelización…
La misión de la Iglesia es preferentemente una misión de comunicar la vida de Dios, la Revelación, la sacramentalidad de la Iglesia es comunicativa, el Evangelio se comunica… Todo es comunicación