Preguntas ante la “canonización equivalente” de la mística Ángela de Foligno
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El Papa Francisco, en respuesta a numerosas peticiones presentadas a la Santa Sede por obispos y superiores franciscanos, el 9 de octubre procedió a la canonización equivalente de la beata Ángela de Foligno (1248-1309).
Para tal canonización, según la doctrina de Benedicto XIV, se requieren tres elementos: la posesión antigua del culto, la constante y común testificación de historiadores dignos de fe acerca de las virtudes o del martirio y la ininterrumpida fama de prodigios. Si se cumplen estas condiciones —es doctrina del Papa Lambertini— el Sumo Pontífice, por su autoridad, puede proceder a la canonización equivalente, es decir, extender a la Iglesia universal la oración del Oficio divino y la celebración de la misa, «sin alguna sentencia formal definitiva, sin haber considerado algún proceso jurídico, sin haber realizado las acostumbradas ceremonias» (De servorum Dei beatificatione et beatorum canonizatione – La beatificación de los siervos de Dios y la canonización de los beatos, vol. 1/2, Ciudad del Vaticano, 2011, 9-10, lib. I, cap. 41, n. 1).
La práctica de la canonización equivalente estuvo siempre presente en la Iglesia y actuada regularmente, si bien no frecuentemente. Benedicto XIV mismo enumera doce casos de santos canonizados de este modo: Romualdo (1595), Norberto (1621), Bruno (1623), Pedro Nolasco (1655), Ramón Nonato (1681), Esteban de Hungría (1686), Margarita de Escocia (1691), Juan de Mata y Félix de Valois (1694), Gregorio VII (1728), Wenceslao de Bohemia (1729), Gertrudis de Helfta (1738).
Después de él se pueden atestiguar otros casos de canonizaciones equivalentes. Entre ellos, Pedro Damiani y Bonifacio mártir (1828); Cirilo y Metodio de Tesalónica (1880); Cirilo de Alejandría, Cirilo de Jerusalén, Justino mártir y Agustín de Canterbury (1882); Juan Damasceno y Silvestro abad (1890); Beda el venerable (1899); Efrén Siro (1920); Alberto Magno (1931); Margarita de Hungría (1943); Gregorio Barbarigo (1960); Juan de Ávila y Nicolás Tavelić y tres compañeros mártires (1970); Marcos de Križevci, Esteban Pongrácz y Melchor Grodziecki (1995).
La última canonización equivalente fue la de Hildegarda de Bingen, por obra de Benedicto XVI el 10 de mayo de 2012.
Por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato