Papa Francisco recomienda la acogida y convoca al episcopado mundial para reflexionar juntos
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“Todos sabemos que cuando un matrimonio se rompe no es un paseo, y también conocemos la importancia de algunos vínculos familiares reconstruidos yu nuevos matrimonios. Hay que acabar con el prejuicio de que los divorciados están fuera de la Iglesia, no es verdad en absoluto, ante todo porque son bautizados”. Lo ha afirmado monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Consejo Pontificio de la Familia a propósito del anuncio por parte del papa Francisco de un nuevo Sínodo sobre la familia previsto para octubre de 2014. El de los divorciados vueltos a casar es uno de los temas más controvertidos sobre los que se centra el debate sobre la familia ante las situaciones cada vez más “variadas” que afectan a los núcleos familiares.
Los divorciados vueltos a casar, como es sabido, no pueden volver a casarse por la Iglesia y no pueden comulgar. Sin embargo, “si bien en nombre de la verdad, la Iglesia anuncia, defiende, promueve el valor (bien) indisoluble de la unión conyugal, no puede dejar de manifestar y hacer presente la misericordia y el perdón de su Señor a cuantos – por causas diversas – han faltado a su designio de amor". Por esto, la Iglesia se ha preocupado de explicar que la prohibición de la comunión eucarística “no tiene nada de vengativo o de punitivo”, y de indicar “los caminos que están abiertos: la participación en la liturgia penitencial y eucarística (arrepentimiento interior y comunión espiritual); la participación en la vida de la Iglesia y en las iniciativas de caridad y de justicia en el mundo” (Famiglia cristiana, 17 septiembre).
Bastan algunos datos para ilustrar por qué hay tantas expectativas sobre este tema. “En Francia, el 13% de los practicantes regulares está divorciado. Las comunidades católicas conocen hoy tasas de divorcio prácticamente iguales a las del resto de la población. En 2009, en un sondeo Pèlerin-TNS Sofres sobre los católicos franceses, resultaba que el 38% de los católicos estaba afectado por el problema del divorcio (frente al 40% del conjunto del total de los franceses), o a título personal, o como padres, o como hijos, que el 13% de los practicantes regulares estaba divorciado (frente al 17% de los franceses); que el 70% de los practicantes regulares consideraba también que la Iglesia debía adoptar “una actitud más flexible sobre la comunión”, una cifra que alcanzaba el 85% entre los católicos divorciados” (religion.blog.lemonde.fr, 8 octubre).
El tema lo lleva muy en el corazón el Papa Francisco, que ha recomendado en más de una ocasión la necesidad de una actitud de “acogida cordial” para que los fieles “se sientan en casa”. En septiembre, ante los sacerdotes de Roma, declaró que el deber de la Iglesia era “encontrar otra vía, dentro de la justicia”, para estos creyentes. Este “grave problema” presupone “repensar toda la pastoral matrimonial”, había dicho también el 29 de julio, durante la rueda de prensa en el avión de vuelta de Brasil. El papa había señalado en aquella ocasión a la pista de la “nulidad de los matrimonios”, cuyo desarrollo ofrecería soluciones a los fieles que desearan casarse de nuevo conforme al derecho canónico (religion.blog.lemonde.fr).
Un salto adelante ha llegado de la diócesis de Friburgo, que ha publicado recientemente un documento para la pastoral de los divorciados vueltos a casar, titulado "Ayuda para el acompañamiento espiritual" en el que están previstos recorridos de discernimiento espiritual en virtud de los cuales, en determinadas condiciones (la prueba de que una vuelta al primer cónyuge no es verdaderamente posible, y que el primer matrimonio, con la mejor voluntad, no es vivible; el reconocimiento de la propia parte de la culpabilidad en la separación; el compromiso en una nueva relación conyugal sólida) se abriría la posibilidad de acceder a los sacramentos (www.lavie.fr, 8 octubre).
Pero los obispos alemanes han expresado sus reservas sobre este documento, y el propio arzobispo de Friburgo y presidente de la Conferencia Episcopal alemana Robert Zollitsch (el cual ha afirmado que el documento fue publicado "sin él saberlo") lo define una "contribución a la discusión para las consultas de la Conferencia Episcopal alemana”, pero que en ningún caso debe “anticipar las reflexiones a nivel federal" y para el que son necesarias "aclaraciones fundamentales a nivel de la Iglesia universal" (www.konradsblatt-online.de, 10 octubre).
También desde la Santa Sede ha llegado una cierta distancia. “Proponer particulares soluciones pastorales por parte de personas o de entes locales – afirmó el portavoz vaticano padre Federico Lombardi – corre el riesgo de generar confusión”, mientras que el Papa ha decidido convocar un Sínodo sobre el tema de la familia para subrayar la forma como “debe llevar adelante la reflexión y el camino de la comunidad de la Iglesia, con la participación responsable del episcopado en las distintas partes del mundo”. Y no termina aquí: “El de los divorciados vueltos a casar – añadió monseñor Paglia – así como el de la convivencia, son temas que el Papa quiere que se afronten. Después del Sínodo de 2014 habrá una segunda cita en 2015 con un grupo aún más amplio de obispos para tomar decisiones sobre este tema” (Asca, 10 octubre).