Según quienes le han conocido, el nuevo Secretario de Estado es ante todo un hombre de fe
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Monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal, en Venezuela, ha escrito un artículo que retrata en profundidad tanto a la persona como a la vida de fe del próximo “número dos” del Vaticano, monseñor Pietro Parolin, nuncio en ese país y recientemente nombrado por el Papa Francisco como secretario de Estado en sustitución del cardenal Tarsicio Bertone.
“En cuatro ocasiones visitó el Táchira para conocer de primera mano la Diócesis de San Cristóbal”, recuerda monseñor Moronta en su artículo.. Monseñor Parolin celebró en varias ocasiones en el santuario de Nuestra señora de la Consolación, y tuvo la oportunidad de visitar el camarín “donde se encuentra la venerada imagen de María del Táchira, la perla más hermosa de los Andes Venezolanos”, según el obispo de San Cristóbal.
Una elección muy oportuna
Tras su paso por Venezuela, una estancia que ha sido valorada en profundidad por propios y extraños, monseñor Parólin ha sido elegido por el Papa Francisco para ser su colaborador más cercano e importante en el escalafón imaginario del Vaticano.
“A muchos le habrá causado admiración dicho nombramiento, escribe monseñor Moronta, pero quienes lo conocen más de cerca han entendido que el Papa ha hecho una elección muy oportuna”.
El prelado venezolano subraya que durante su tiempo como Nuncio, monseñor Parolin se distinguió por su sencillez y su alta capacidad de diálogo. A Venezuela, llegó “en un momento nada fácil y fue logrando tejer finamente los hilos del diálogo para conseguir incluso un reconocimiento particular de quienes están en el ejercicio del poder político”.
En opinión del obispo Moronta, monseñor Parolin se distinguió “por sumergirse en el conocimiento de la realidad eclesial venezolana, para lo cual dedicó tiempo y preocupaciones”.
Con los obispos venezolanos –según monseñor Moronta– el trato del próximo Secretario de Estado del Vaticano “fue directo, franco y respetuoso. A todos supo atender en toda ocasión sin mayores protocolos, guiado por la caridad pastoral y el afecto colegial”.
No fue un batacazo
El obispo de San Cristóbal reconoce que con monseñor Parolin “se puede hablar sin distancias y más bien con cercanía y fraternidad. Sus discursos en las asambleas del episcopado siempre fueron de estímulo para nuestra tarea evangelizadora y para aportar elementos a la reflexión pastoral”.
Al partir a su nuevo encargo no han faltado quienes –en el argot venezolano, hayan dicho que se trata de un “batacazo” del Papa Francisco, pero los obispos venezolanos, resumiendo las palabras de monseñor Moronta, consideran que el nombramiento que ha hecho el Papa “no sólo ha sido oportuno, sino de gran riqueza para la Iglesia”.
Monseñor Moronta apunta en su escrito que monseñor Parolin no ha sido impuesto por grupos o partidos, “como suele suceder en los campos de la sociedad humana”.
Desde le punto de vista del prelado venezolano “nos encontramos con un hombre, primero consciente de su ministerio sacerdotal y episcopal. Parolin ha hecho bien las cosas, no sólo porque es un hombre preparado, sino sobre todo porque es un hombre de fe”.
A ver en lo oscuro la esperanza
Finalmente, monseñor Moronta define a monseñor Parolin como un hombre sencillo, con gran sentido del humor que le ayuda, en todo momento “a ver, incluso en las cosas difíciles y negativas, el rayo de esperanza que la gente necesita”.
Haciéndose eco de los demás obispos de su país, monseñor Moronta dice que en Venezuela están alegres por el nombramiento de monseñor Parolin pues tanto en Venezuela como el Táchira lo recordarán “por su labor y por su testimonio”.
“También lo acompañaremos con la oración y la fraterna amistad de siempre. Pedimos al Santo Cristo de La Grita que lo proteja y le dé su luz para cumplir la nueva misión recibida, y que María del Táchira, la Virgen de la Consolación lo acompañe con su maternal intercesión”, concluyó su reflexión monseñor Mario Moronta.